Luis García Blanc, un gran pediatra y mejor persona, baja su telón profesional

Luis García Blanc, nacido en Borja (Zaragoza), en julio de 1.937, lleva viviendo en Gran Canaria más tiempo que quien esto suscribe, que nací aquí.

Mis recuerdos se remontan al año 1.974, cuando en la Clínica Cajal, este gran pediatra, asistió al parto de mi primer hijo. Desde aquella fecha, hasta el día de hoy, que por voluntad propia, tras 55 años ejerciendo la Pediatría y habiendo atendido a miles de niños, cierra hoy su despacho.

 Llegó con 12 años a Gran Canaria, y estudió en el Colegio Arenas regresando a Zaragoza para estudiar y finalizar allí su carrera de Medicina.

 Este gran pediatra, se fue a Inglaterra en 1.962, y allí estuvo trabajando como camarero, al mismo tiempo que ampliaba sus conocimientos en Medicina.

 Su especialidad, la Pediatría, la hizo en Puerto Rico, y después de hacer su servicio militar, que por aquella época era obligatorio, se casó con una grancanaria de la que tuvo dos hijos varones y una hija, estableciéndose definitivamente en Las Palmas de Gran Canaria en 1.967,  en un pequeño despacho en la calle Italia.

 Estuvo trabajando en la Sanidad pública 36 años, tres de los cuales, los primeros, los hizo de forma gratuita y para adquirir experiencia, porque en aquella época se podía hacer.

 Ahora, cuando con ochenta años, decide cerrar su despacho, mi sensación personal es la de quedarme huérfano de sus consejos médicos, que han sido vitales para que mis cuatro hijos, desde 1.974 hasta ahora mismo, tuviesen lo mejor de su experiencia médica, para poder criarlos en salud.

 Deben de haber sido centenares de veces las que, tanto en su consulta, las 24 horas del día, los siete días de la semana, siempre me atendió en su despacho, en su casa, en mi casa, y a través del teléfono, para cualquier consulta relacionada con la salud y el bienestar de mis hijos.

 Esto último, no fue una excepción para con mi persona, sino que me consta que lo hizo con los miles de niños que tras 55 años ejerciendo atendió a lo largo de su carrera.

 En reconocimiento a su labor como médico pediatra, el Colegio de Medicina, le entregó la insignia de Oro.

 Su labor social, en todos los ámbitos, también lo reconoció el Real Club Náutico de Gran Canaria, al premiarlo con su más alta distinción.

 Tras 43 años de haberme sentido honrado por sus conocimientos médicos y su amistad, hoy quiero dejar constancia de lo fundamental que ha sido para nuestra familia el haber conocido a este gran pediatra, a esta gran persona.