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El repunte de la obra pública en Canarias deja al descubierto un déficit de formación técnica

Canarias Noticias - 14/05/2025

La actividad en el sector de la construcción vuelve a sonar fuerte en todo el archipiélago. El aumento de la inversión en obra pública está generando oportunidades, contratos y muchos proyectos en marcha. Desde nuevas carreteras hasta reformas urbanas y trabajos de rehabilitación energética, se nota que algo se está moviendo. Pero este impulso también ha dejado al descubierto una realidad que preocupa a empresas y administraciones: hay una clara escasez de trabajadores cualificados para cubrir muchas de las tareas más técnicas y exigentes. Hablamos de profesionales capaces de trabajar con seguridad en altura, manipular maquinaria específica o montar estructuras complejas. Sin ese personal formado, el ritmo de los proyectos se ralentiza y los riesgos aumentan.

Canarias acelera la inversión en infraestructuras mientras faltan perfiles técnicos

En 2023, la inversión pública en construcción en Canarias creció un 19,4 % respecto al año anterior, según datos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. En total, se licitaron más de 550 millones de euros en obras públicas en las islas. Un crecimiento que también se ha notado en la actividad privada, especialmente en sectores como la vivienda, el turismo o las energías renovables. Sin embargo, frente a este empuje, los empresarios canarios se enfrentan a un cuello de botella que ya empieza a afectar a los plazos de entrega: cuesta encontrar trabajadores con la formación necesaria para operar con seguridad en entornos complejos.

Uno de los perfiles más demandados actualmente es el de operarios capaces de realizar trabajos en altura con plenas garantías. Esta labor, que incluye tareas como la instalación de sistemas eléctricos o la colocación de cartelería y paneles solares, requiere una formación técnica muy específica. Contar con un curso de trabajos en altura, además de ayudar a cumplir con la normativa, reduce riesgos, mejora la eficiencia y marca la diferencia en la contratación. Cada vez más empresas lo exigen como requisito previo para acceder a obras públicas o privadas.

La seguridad vertical gana peso en un sector que exige precisión

Otro de los grandes huecos que hay que cubrir es el de los trabajos verticales, una modalidad que se ha vuelto imprescindible para intervenciones en edificios y estructuras de difícil acceso. Canarias, con su parque inmobiliario envejecido y muchos municipios con limitaciones urbanísticas, ha encontrado en esta técnica una alternativa eficaz al uso de andamios tradicionales. Pero no cualquiera puede colgarse de una cuerda y ponerse a trabajar. Se necesitan conocimientos técnicos, control corporal, protocolos de emergencia y una formación homologada. En este contexto, el curso trabajos verticales cobra especial protagonismo, ya que prepara para realizar este tipo de trabajos sin poner en riesgo la vida propia ni la de los compañeros. Hablamos de una profesión en alza que, a pesar de su dureza, ofrece salarios competitivos y mucha estabilidad laboral. Lo curioso es que muchos jóvenes desconocen esta salida profesional, y algunos incluso rechazan empleos porque desconocen que pueden formarse con rapidez y de forma práctica para acceder a ellos.

El uso de maquinaria elevadora, en el punto de mira por falta de formación

Uno de los puntos donde más se está notando la falta de personal cualificado es en el manejo de maquinaria elevadora. En muchas obras, sobre todo las de gran formato o en espacios industriales, los elevadores, plataformas o brazos articulados son imprescindibles. Pero sin la formación adecuada, se convierten en un peligro real. Solo en 2022, el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) registró 7.139 accidentes laborales relacionados con el uso de maquinaria, muchos de ellos por un uso inadecuado de equipos de elevación.

Con un curso de aparatos elevadores, los trabajadores no solo aprenden a manejar estas máquinas con seguridad, también interiorizan protocolos de prevención, mantenimiento básico y actuación ante emergencias. Es una inversión que a corto plazo reduce accidentes y mejora los ritmos de obra. Y, lo más importante, permite a muchas personas acceder a puestos que, por falta de formación, quedan vacantes durante semanas o meses.

El eslabón débil de muchas obras en el archipiélago 

Aunque suene básico, el montaje de andamios sigue siendo uno de los puntos negros en muchas obras. La prisa por avanzar, la falta de personal preparado y los recortes en seguridad provocan situaciones que rozan lo absurdo. Hay estructuras montadas a ojo, sin planos ni revisión técnica, que suponen un peligro para quienes las usan a diario. Y lo peor es que muchos trabajadores aceptan subirse porque no conocen los riesgos reales o porque “siempre se ha hecho así”. Pero la realidad es otra. Un curso de montaje de andamios bien planteado enseña desde el primer minuto qué se puede hacer y qué no, cómo detectar puntos críticos, qué normas se deben aplicar y cómo se debe desmontar una estructura con seguridad. Este tipo de formaciones, cada vez más demandadas por las empresas, permiten trabajar con confianza y evitan sanciones graves durante las inspecciones de obra.

La oportunidad está servida

Con todo este panorama, queda claro que la formación técnica en prevención y seguridad no es un lujo, es una puerta de entrada directa al mercado laboral. Las cifras hablan por sí solas. Según el Observatorio Industrial de la Construcción, el 58 % de las empresas del sector en Canarias reconocen tener dificultades para encontrar personal cualificado. Y más del 70 % están dispuestas a contratar de forma inmediata si el perfil cumple con los requisitos básicos en materia de PRL.

Es un momento perfecto para quienes buscan trabajo estable y bien remunerado. Hay oferta, hay necesidad, y hay herramientas disponibles. Lo que hace falta es voluntad para dar el paso, formarse y demostrar que el talento local puede cubrir esa demanda sin tener que recurrir a trabajadores de fuera. Al final, se trata de proteger vidas, de profesionalizar el sector y de sacar adelante proyectos que mejoren nuestras islas. Porque si hay algo que no se puede subcontratar, es la seguridad.

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