CANAGUA
Diseñar incentivos, reglamentos y formar e involucrar a la población y empresariado, claves del camino hacia la economía circular
Diseñar incentivos, reglamentos que reduzcan los obstáculos a la aplicación de medidas de economía circular en los negocios y formar e incentivar a la población, sean residentes o turistas, y al empresariado, incluido los turoperadores, para sensibilizar en el cambio de hábitos, son las claves para iniciar el camino hacia la economía circular.
Así lo manifestó la doctora en Economía por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Carmen Florido, que se centró en el turismo, junto al resto de participantes de la última jornada Canagua & Energía celebrada por el Cabildo en Infecar.
Y es que la economía circular es un concepto que se interrelaciona con la sostenibilidad y cuyo objetivo es que el valor de los productos, los materiales y los recursos como el agua o la energía, se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible, y que se reduzca al mínimo la generación de residuos.
Pero establecer un modelo de economía circular es complicado, ya que actualmente la población vive en lo que se denomina como economía lineal, es decir, un sistema económico de usar y tirar.
Por lo tanto, Florido subrayó que para comenzar esa transición y reducir los residuos al mínimo es necesario que entre en juego el papel de la Administración Pública, además del empresariado, el hotelero en el caso del sector turístico, y la población, pues al final de cuentas es un trabajo de la sociedad al completo con el sector público y privado de la mano.
Además, su implantación generaría beneficios para el sector hotelero como el ahorro de costes y al tiempo tener mayores ingresos por el aumento de su reputación, pues una mejor imagen atrae a los clientes que prefieren los alojamientos más ecológicos. A ello se suman las mejoras en la calidad del medio ambiente, que ayudarían al beneficio social, así como a una mejor experiencia del cliente también en el entorno.
En caso de que este modelo de economía se instaurara, quiso dejar claro que de entrada no sería una situación de ‘ganar-ganar’ con todo incluido, sino que, al menos en la fase de transición, generaría ganadores y perdedores, pero sin duda favorecería a la biodiversidad, la gran ganadora, por tanto, una vez más, la sociedad.
Lo más circular posible
El investigador Sergio Sastre, bajo su ponencia ‘Más Manrique, menos MacArthur’, explicó que la economía no podrá ser perfectamente circular, pues la huella humana siempre generará residuos irrecuperables, sin embargo hay que tender a cerrar el círculo todo lo que se pueda, en lo que coincidió el profesor Lector del Plan Serra Hunter de la Universidad Autónoma de Barcelona, Mario Pansera.
Ante esto, Sastre planteó que no es necesario implantar un nuevo modelo de economía, sino que lo ideal sería que la población aprendiera a vivir dentro de los límites de la biosfera, algo que se consigue reciclando más y no dejando basura y objetos de toda índole en la calle para así contaminar lo menos posible e intentar disminuir los gastos y residuos.
El profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Aridane González, continuó en la misma línea y añadió que “hasta el mejor modelo de economía circular tiene pérdidas” y hay que tener en cuenta además que “los recursos no son infinitos”, por lo que la clave está, insistió, en que la sociedad cambie su modo de vivir y de generar residuos.
Y así concluyó esta última jornada Canagua & Energía, seguida por un centenar de personas y moderada por la periodista de Cadena Ser Eva Marrero, quien señaló que el camino hacia una vida más sostenible empieza por que la sociedad acabe con su comportamiento lineal y abusivo con el planeta.