¿Nos cuesta menos hablar de sexo?
El sexo ha ocupado en los últimos tiempos gran parte de las conversaciones. Lo que antes se insinuaba de manera velada, ahora se discute abiertamente y sin complejos. Y no solo acerca de relaciones de pareja, sino también sobre el uso de vibradores y otros juguetes eróticos que cada vez estamos más acostumbrados a ver en nuestro feed de Instagram.
Lo que siempre ha sido un regalo picantón para las despedidas de soltera, ahora se obsequia con normalidad (e ilusión por parte de quien lo recibe), un escenario impensable hace 10 años. ¿Qué es lo que ha cambiado?
Una nueva educación sexual
Durante muchos años, la formación respecto a sexualidad que recibían jóvenes y adultos era relativa a la anticoncepción y la biología. Un rápido repaso al ciclo menstrual, cómo se concibe y qué formas son las correctas para no hacerlo, además de evitar las enfermedades de transmisión sexual, y ya estábamos listos para salir al mundo. En una sociedad en la que el sexo era tabú y solo los hombres tenían cierta libertad para consumir y hablar de estos temas, las mujeres quedaban en seria desventaja.
Afortunadamente, los tiempos han cambiado y cada vez hay más fuentes de información en las que se trata la sexualidad como una parte esencial de la vida de las personas y que hay que cuidar. Páginas online como Easytoys.es han puesto al alcance de los usuarios todo tipo de juguetes con un mensaje claro: toma el control de tu propio placer.
Influyentes de todo el mundo y también medios de comunicación generalistas se han hecho eco de esta revolución sexual que pone el foco en cómo disfrutar: conocer la anatomía masculina y femenina, normalizar ciertas prácticas sexuales y sobre todo, el uso de juguetes para el autoconocimiento o, por qué no, estimular las relaciones de pareja.
Vibradores e Internet: grandes aliados
Internet es, sin duda, el gran protagonista de esta revolución en la educación sexual. El anonimato que proporciona ha hecho que muchas mujeres y muchos hombres se atrevieran a contar sus experiencias en primera persona, no solo sobre cómo viven su sexualidad, sino también sobre el uso que le dan a juguetes eróticos y otros complementos.
Poner el foco en las claves del placer de las mujeres —a menudo discriminadas en este sentido por su propio desconocimiento— ha hecho que sea casi un acto reivindicativo el uso de aparatos especialmente diseñados para el placer de ellas, como succionadores de clítoris y dildos. De nuevo, Internet se convierte en aliado, facilitando el intercambio de información, pero también la compra anónima y desestigmatizada de estos juguetes en páginas web alejadas de la idea de “sex shop” tradicional.
Es por ello que cada vez vemos más habitual la adquisición y el uso de juguetes sexuales. Cuando el discurso público lo ha normalizado y esta nueva educación sexual democratizada y centrada en el placer y no en la concepción se ha impuesto, vibradores y otros juguetes han tomado una parte importante de la vida sexual.
