ÚLTIMA HORA

BIDEN Y EL ESTADO PALESTINO

José Fco. Fernández Belda

Viviendo en San Borondón

A primeros de marzo, Europa Press Internacional publicaba una noticia que titulaba así: “Netanyahu rechaza un plan de EEUU para un estado palestino porque sería un 'premio' al terrorismo”. Y así lo copiaron la mayoría de los medios de comunicación, sin que al parecer los redactores hubieran analizaran el texto que seguía a este este escueto titular. Escrito así induce a los lectores que sólo consumen titulares, o son adictos a los escuetos mensajes en lo que antes se llamaba Twitter, a tener una idea inexacta, por parcial, que culpa a Netanyahu de que no se consolide el Estado Palestino tan anhelado por todos, menos por los propios dirigentes palestinos.

En primer lugar, para contextualizar correctamente la situación actual del problema, habría que explicar a qué plan de EEUU se refiere el equívoco titular. Por sólo tener en cuenta los últimos años, ha habido dos planes significativos. El último de ellos es el que ahora dice tener Biden, del que se desconocen los detalles y por lo tanto es difícil definirse sobre él. Por ahora es tan sólo un típico Pensamiento Alicia tan del gusto de los utópicos. El otro plan es el que presentó Donald Trump en 2020 y que es conocido como los Acuerdos de Abraham, que estaban a punto de ser suscritos por casi todos los países árabes, excepto Irán. Dicen los expertos internacionales que es el único plan presentado que incluye definición del territorio, población de ese Estado Palestino y planes concretos, con financiación incluida, para un desarrollo económico que pueda sacar a sus ciudadanos de la pobreza y que Palestina deje de ser un estado mendicante sin futuro económico.

Lo que no puede deducirse del titular de Europa Press ni de muchos artículos de opinión en España, es que, según el New York Times, la actual doctrina de la Casa Blanca del Presidente Biden que tanto se aplaude “implicaría alguna forma de reconocimiento por parte de Estados Unidos de un Estado palestino desmilitarizado en Cisjordania y la Franja de Gaza a cambio de fuertes garantías palestinas de que sus instituciones nunca podrían amenazar a Israel”. Y este es el nudo gordiano del problema, pues al no ser aceptadas esas condiciones por Hamás ni por Fatah ni por Irán, hace que tampoco pueda ser aceptado por Israel. Conviene recordar que, en contra de lo que se dice, Israel siempre ha propuesto una paz a cambio de territorios y lo demostró con su salida unilateral de Gaza en 2005 así como la devolución a Egipto del Sinaí en 1982 tras haberle ganado la guerra de los Seis Días en 1967.

Por lo tanto, lo que Netanyahu ahora rechaza es que se le quiera imponer un nuevo estatus para la zona que en la práctica implica una rendición preventiva y una victoria de Hamás lograda mediante el ataque terrorista del 7 de octubre. Y eso sin ni siquiera exigir a Hamás la liberación total de los rehenes inocentes y la renuncia a su deseo de exterminar a los israelíes, judíos e “infieles” ciudadanos de Israel, como así dicen en sus estatutos fundacionales y corean con el eslogan “del río al mar”. Y es por esto que la gira del Dr. Sánchez por Europa para autopromocionarse como gran líder internacional, no lograra que todos a una, como en Fuente Ovejuna, reconocieran ese hipotético estado palestino. “Eso que dices, Pedro, está muy bien, pero ahora no es el momento”, es lo que con palabras más diplomáticas le fueron diciendo uno tras otro.

Por último, convendría precisar algunas cosas en relación con la terminología empleada y lo que realmente se está diciendo en cada momento. Hace ya unos 35 años, un 15 de noviembre de 1988, que en la ciudad de Argel, el Presidente Yasser Arafat, líder de la OLP, proclamó el nacimiento del Estado de Palestina, su independencia nacional y su territorio. Así pues no hay que crear ahora nada nuevo pues ese Estado ya existe, de hecho está reconocido como tal por 141 de los 191 Estados que componen las Naciones Unidas, con el estatus de Estado observador.

Por lo tanto, a la vista de estos datos, lo que ahora se propone son dos cosas diferentes. Una, que a mi entender es básica, sería que las propias facciones palestinas que luchan a muerte entre sí se pongan de acuerdo en constituirse como un único estado, con un solo gobierno, unas fronteras, una población y unas instituciones. Y esto no depende de nadie más que de ellos mismos, siempre que Irán se lo permita... cosa, por cierto, más que dudosa.

La segunda cuestión es la del “reconocimiento” que ahora se predica con tanta insistencia. Se trata de una cuestión jurídica y un acto formal discrecionales por el que un Estado reconoce a otro y acepta voluntariamente mantener relaciones de cooperación e intercambios comerciales y culturales entre ellos. Y como acto soberano y libre de un estado, ese reconocimiento no depende de la voluntad de Natanyahu ni de EEUU ni de nadie más. Por lo tanto nada le impide al Dr. Sánchez tramitar ese reconocimiento en España sin necesidad de que otros países le hagan de Coros y Danzas ni le aplaudan.

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