Juan Arencibia Rocha
Técnico Comercial y Economista del Estado
El año pasado, con fecha de 17 de mayo, escribí un artículo, titulado CANARIAS ANTE SU GRAN DEPRESION ECONOMICA Y SOCIAL, que se publicó en la prensa local. A petición de varios amigos y compañeros, que me han planteado mi opinión sobre lo que ha ocurrido en nuestra región en estos últimos meses, voy a intentar actualizar mis impresiones sobre nuestra realidad económica y social. Lo primero que tengo que añadir es que, el planeta Tierra, está con unos muy graves desequilibrios de todo tipo (económicos, sociales, geológicos, políticos, etc.), que no se habían reproducidos en los últimos cien años con carácter global; esto explica el desconcierto reinante y las medidas diversas, y algunas veces contradictorias, que los países están aplicando, o intentando instrumentar, en busca de soluciones de efecto inmediato. La caída de la economía mundial supera a la que se produjo con la Gran Depresión de 1929-33 y con gran efecto en el aumento de los parados, y de la población excluida del estado del bienestar, etc. El desconcierto reinante los estamos viendo en el relajamiento que se está produciendo en la Unión Europea de 27 miembros, actualmente vigente, en la disciplina y el incumplimiento de las normas vigentes en muchas áreas. El populismo y la aparición de nuevas formaciones políticas está agravando, y complicando, a nivel estatal, la salida de esta crisis mundial.
¿Y en Canarias? En el artículo citado me atreví, viendo las características del proceso y su expansión planetaria, y el efecto que se iba a producir en la movilidad de las personas, que el impacto en nuestras islas, iba a ser mortal y muy grave para el bienestar general. Por ello voy repetir lo que escribí entonces; que nuestro PIB se iba a contraer en un 20%, con un valor total próximo a los 37 mil millones de euros y el volumen de parados se duplicaría, superando las 400.000 personas. Relacionado con este proceso viene la evolución de los datos, que diversas publicaciones especializadas, tienen, sobre la evolución de la pobreza en las distintas regiones nacionales. Las cifras conocidas y referentes al año 2019 nos daban un total de 773,000 personas a nuestra Región, solo superada por Extremadura y Andalucía, o sea al 35% de nuestra población, frente al 25% de la nacional. Pero si descendemos algo más en esta fotografía de nuestra sociedad nos encontramos, que, según el estudio de la “Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social 2008 – 2019” y el “Barómetro Regional y Local”, pobreza y la exclusión social sin posibilidad de controlarlas supera el 30% del total.
El Gobierno es consciente que nuestra actual estructura de la economía canaria, donde el turismo supone más del 35% del PIB, los datos de 2021 no permitirán una rápida recuperación de la actividad económica ni del empleo, a pesar de la versión oficialista de que este año se producirá un crecimiento del PIB del orden del 5%. A esto hay que añadir que la población canaria acogida a los ERTE supera los 100,000 por lo que el efecto sobre el mercado de trabajo este año va a ser mínimo.
Ante este panorama, o una realidad previsible no muy alejada de la realidad, hay que plantearse por todos los estamentos regionales competentes y preocupados por el fututo próximo de nuestra sociedad (las Universidades, las Organizaciones empresariales, las Cámaras de Comercio, etc.) qué medidas estratégicas se deberían tomar para frenar estas perspectivas no muy optimistas que se nos presenta. Hasta la fecha no he visto ni leído ningún planteamiento serio y responsable. Es cierto que los líderes políticos regionales han contactado con los distintos miembros del Gobierno nacional para, probablemente, comentar sus estrategias o preocupaciones momentáneas y siempre relacionadas con la obtención de fondos públicos.
Desde que el Parlamento canario decidió en 1989 integrar a Canarias en el territorio nacional, como Ávila o Lérida, nuestro régimen histórico paso al cesto de los papeles mientras que los vascos reclamaban y han conseguido conservar sus fueros, que nadie sabe los beneficios financieros y fiscales que gozan, ya que es una negociación que se celebra a puertas cerradas.
Lo delicado del presente es que la Unión Europea está sin saber cómo salir adelante de esta crisis sanitaria y económica en la que nos estamos manteniendo simplemente los actuales 27 miembros, incumpliendo a veces, y con más frecuencias, las normas vigentes. Las instituciones comunitarias de Bruselas carecen todavía de medidas adecuadas para esta crisis económica y sanitaria que vivimos. El famoso plan financiero, de cerca de 3 billones de euros, todavía no ha sido instrumentado con normas para su aplicación, por lo que la cifra de 175 mil millones de euros, que se gastaran en España en los próximos tres años se encuentran todavía en la nube.
Y como se sabe estos recursos tendrán que aplicarse a nuevas y modernas inversiones que requerirán la oportuna aprobación por las entidades de Bruselas. La moraleja, desde mi punto de vista y experiencia personal, es que estos fondos no se les espera en el año actual. Y siendo algo optimista, podrían comenzar a llegar el próximo año.
Con este conjunto de notas considero que puedo opinar nuevamente sobre lo que nos espera este año a nuestra sociedad; una crisis histórica, con un crecimiento del 2 o 3% como máximo; un volumen de parados reales del orden de los 450,000 personas como mínimo; más de un millón de ciudadanos bajo el umbral de la pobreza; la llegada de numerosas pateras ante la creciente gravedad social que hay en África, siendo nuestras islas el punto más rentable para las mafias que dominan estas actividades; la incapacidad del Gobierno de España de entender qué es y para qué sirve nuestra Región; y a todo esto tengo que añadir el pasotismo creciente de los interesados y estudiosos que veo en las instituciones regionales ante la realidad que se conoce y se palpa de la calidad de vida de nuestros conciudadanos.
Solamente confiar que, en el año 2022, el cuadro actual se mejore y con las nuevas tecnologías, la digitalización y empresarios modernos, y con la superación o el control de la pandemia histórica que la Humanidad está sufriendo, será posible recuperar nuestro papel en el mundo occidental.
Juan Arencibia Rocha
Técnico Comercial y Economista del Estado
Madrid, 6 de marzo de 2021