Leandro Rodríguez Linárez
Politólogo
Todas las xenofobias son injustas, no hay excepción, pero en este particular caso nos referimos a la que hoy tiene lugar en algunos países, la xenofobia contra venezolanos. Es particularmente injusta porque Venezuela ha sido históricamente una nación refugio de inmigrantes, los recibió de brazos abiertos, permitiéndoles recomenzar sus vidas mientras sus países de origen atravesaban cruentas situaciones, precisamente, como la que hoy aqueja a Venezuela.
Son innumerables los españoles que desde allá pudieron levantar sus familias dispersas por el mundo, por ejemplo, cariñosamente ese país tropical es llamado la “Octava Isla” por el numero inmenso de canarios que se fueron a vivir a Venezuela.
Portugueses, italianos, franceses, alemanes, en fin, nacionales de toda Europa (y Asia) encontraron el sueño americano al sur de ese continente, “Al norte del sur” como diría Franco de Vita. Ni hablar de los colombianos, peruanos, ecuatorianos, chilenos y prácticamente ciudadanos de toda la región. Venezuela ha sido una nación con puertas abiertas de par en par para el gentilicio mundial, es sumamente injusto que hoy día, en algunos países, los venezolanos estén siendo agredidos o expulsados cuando hoy necesitamos humana reciprocidad.
Ahora bien, los venezolanos estamos conscientes que nuestro país atraviesa su oscurantismo, el chavismo ha significado un rotundo atraso, las instituciones públicas se convirtieron en despachos del partido del gobierno, del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV. La institucionalidad desapareció, la imposición del modelo cubano sustituyó todo lo que naturalmente ha sido Venezuela, el mundo ha sido testigo durante más de dos aciagas décadas.
En este interín, surgieron graves patologías, entre ellas la delincuencia organizada e impune, aunque son una minoría, con sus armas y prácticas de guerra someten a una población inerme, amante de la paz. Algunos de estos grupos delictuales han salido del país pensando podían hacer lo mismo que en Venezuela, pero afortunadamente han sido capturados por las policías de otras naciones y pagan lo que en la innatural Venezuela de hoy no pagan.
Ese pequeño grupo mancilla injustamente a los venezolanos, pues los medios de comunicación son proclives a exaltar las malas noticias, no las buenas. La inmensa mayoría de venezolanos son gente alegre, honesta y muy trabajadora que les pide al mundo una mano amiga mientras Venezuela logra salir del oscurantismo que hoy la tiene secuestrada. Somos los primeros interesados que esos delincuentes sean apresados y castigados estén donde estén.