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LA OBLIGACIÓN DE INVERTIR EN SEGURIDAD CIUDADANA

En Santa Cruz de Tenerife hay un elemento que nos iguala a todos los ciudadanos y a todos los vecinos, nos encontremos en el Suroeste, en Salud-La Salle, Ofra-Costa Sur, Anaga o en el Centro. Y este elemento, por desgracia, no cuenta con la fascinación de lo positivo sino todo lo contrario, nos une a todos por la falta del mismo.

La seguridad ciudadana, la que nos afecta más de cerca, cuenta en nuestra ciudad con el triste balance de la insatisfacción general. Porque cuando hablamos del “menudeo delictivo”, el de las infracciones a pie de calle, el de los actos incívicos, nuestro cuerpo de seguridad ciudadana no puede abarcar todo el conjunto de actuaciones que engloba ese concepto.

Y es obvio que los miembros de la Policía Local hacen un trabajo fabuloso, pero la falta de medios técnicos y humanos hace imposible poder satisfacer las necesidades que demanda la sociedad chicharrera en este campo.

Hay que recomponer las características de nuestro cuerpo de seguridad. Hay que dotarlo económicamente para que se amplíe su número y sus coberturas. Hay que diseñar nuevas operativas, nuevos proyectos ambiciosos y ya testados en otras ciudades con gran acogida por parte de los vecinos.

No se puede continuar poniendo cortinas de humo para no actuar en esta materia. Debemos ser responsables y mejorar los medios materiales y personales para ofrecer a la ciudadanía una seguridad proactiva y moderna.

Las administraciones públicas locales están obligadas a salvaguardar este servicio esencial para la comunidad. En Santa Cruz de Tenerife, el equipo de gobierno se empeña una y otra vez en la conspicua autocomplacencia del “estamos trabajando”. Habría que escuchar a los vecinos para saber si, realmente, se está trabajando en algo.

Y también hay que oír a los profesionales, a los que verdaderamente saben lo que conlleva la seguridad ciudadana. Y ellos lo que demandan es más plantilla, mejores condiciones de trabajo y más sensatez en la organización interna del cuerpo.

¿De verdad alguien cree que se mejora el servicio regulando aspectos personales de la imagen de los profesionales? ¿O es mejor no perder el tiempo y empezar a exigir del concejal responsable de Hacienda que destine un mayor presupuesto para nuestra Policía Local? Claro que aquel demandará proyectos que sustenten la necesidad de ese incremento. Y, hasta aquí, nadie ha sabido hacer un plan de futuro que abarque las posibilidades de actuación de un cuerpo de seguridad ciudadana capacitado para adelantarse a las infracciones habituales, incívicas o delitos menores.

Un caso más de desgobierno municipal se ve en la negación para la creación de una unidad de seguridad denominada policía de barrio. Esta herramienta ha sido querida y solicitada en innumerables ocasiones por los vecinos para atajar actos como aquellos de índole vandálica en nuestros parques, las ocupaciones de viario aun cuando las obras que les dieron origen ya han finalizado, vehículos abandonados en aparcamientos que no se retiran incluso pasados los seis meses desde que no se mueven o el menudeo de droga que, en ocasiones, se hace visible e impune a pleno día.

Y nada de esto es fácil, pero hay que actuar, no cruzarse de brazos, y no caer en la apatía y en la autocomplacencia, porque las administraciones públicas sólo tienen razón de ser si son útiles y resuelven las necesidades de los ciudadanos.

Los votos no llegan solo a través de las fiestas y cuando finaliza el mandato. Hay que ganárselos con la gestión del día a día, con la responsabilidad y la garantía de actuar en beneficio de los vecinos. En definitiva, con la conciencia del trabajo bien hecho.

Antonio Blanco es concejal de Ciudadanos (Cs) en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife

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