Leandro Rodríguez Linárez
Politólogo
Es impresionante apreciar hasta dónde puede llegar la autodestrucción humana, no solo con su agresión material al medio ambiente, dañando al planeta que nos obsequia la vida, sino que ahora también recargando con supuestos “ideales” todo aquello que alimenta el “espíritu”, el alma de lo que nos destruye.
Hoy está de moda en la política global el supuesto “Nuevo Orden” Mundial… semejante estupidez, Fíjense:
Se trata de justificar, de forma positiva o incluso natural, la imposición de un pretendido nuevo liderazgo internacional a través de todo tipo de artimañas que incluye el asentamiento de regímenes autoritarios, la presunta inoculación de virus con fines político-económicos, el uso de tecnologías convencionales para espionaje, así como de las redes sociales, entre otras villanescas acciones. A todo esto, se le quiere brindar estatus “ideológico” cuando no es más que grotescos intereses que van desde los personales, de élites y gubernamentales.
Lo hemos dicho, no importa a qué corriente pertenezcan las ideologías políticas, todas son perversas y van juntas de la mano. No importa sean de izquierda, derecha, centro o vario pintas, todas buscan únicamente justificar el sostenimiento de una élite política en el poder, que luego se transforma en élite económica, así ha sido y será siempre el mundo mientras que las ideologías continúen idiotizando a los ciudadanos.
Bajo esa premisa, hoy se pretende “cambiar de amo”, es decir, sustituir la “hegemonía” de las potencias occidentales para abrirle paso a China, a Rusia y demás naciones con regímenes alejados de la democracia, depredadores ambientales, violadores de derechos humanos, fábricas de malignas “deidades” políticas, cuya transversalidad es que se apoyan unos a otros. Por ello, apreciamos que los zombies del “Nuevo Orden Mundial” pregonan borreguísticamente la vacuna china o rusa contra el covid-19, no la inglesa ni la estadounidense. Migrar de Whatsaap a Telegram, de Twitter a Parler, de Youtube a Rumble, etcétera.
Siempre mostramos como ejemplo de desideologización a la Europa nórdica, donde los términos políticos derecha o izquierda son meramente nominales, en la práctica la sociedad civil y la política solo abordan las necesidades reales de la población en el contexto económico de la economía como ciencia, por ello exhiben una calidad de vida envidiable. Esta vez quisiéramos aupar a los japoneses.
La nación nipona recibió dos bombas atómicas y su meta nunca fue vengarse en el plano bélico, Japón se encerró en sí misma para desarrollar su educación, su ciencia y tecnología, en pocas décadas retornó al contexto internacional hecha una gran potencia ¿Por qué no hacer lo mismo?
No se trata de defender a “los amos actuales” ¡No! se trata que los ciudadanos pensemos como nación, que hagamos de la política una herramienta para la calidad de vida, no un entretenimiento ni una maquinaria defensora de un estatus quo… se trata de superar a las malignas ideologías, de ver a los políticos y gobernantes en general como lo que son, empleados públicos nunca como líderes supremos ni deidades inobjetables. Se trata de superar las ideologías y disfrutar del pragmatismo político, donde un gobernante que incumpla sus funciones debe ser depuesto para abrirle paso a los capaces, con alternancia en el poder y con irrestricto respeto a la ley, a los principios democráticos.