ÚLTIMA HORA

SELECCIÓN DE CARGOS PÚBLICOS POR SORTEO

José Fco. Fernández Belda

Viviendo en San Borondón

El pasado día 8, el periodista columnista de Libertad Digital, José García Domínguez, hacia una muy interesante reflexión sobre el problema de la renovación del CGPJ, que tituló “Los partidos quieren tener cogidos a los jueces”. Por supuesto que suscribo de la cruz a la raya lo que él dice y cómo describe la situación a día de hoy, que tiene todos los visos de ser un problema irresoluble ante las posiciones inamovibles del PP y la PSOE. Concluye García Domínguez su inspirado artículo con el siguiente párrafo: “Hablo, acaso el lector ya lo haya adivinado, del único sistema, el único, capaz de garantizar la independencia real de los miembros del Consejo, a saber: la designación de todos ellos por sorteo”.

Esta idea ya la expuso él en algunas tertulias y hubo quien lo tachó de loco, afirmando con la rotundidad del ignorante que un sistema como ese jamás había existido ni sería viable. Pero cualquier persona que se haya interesado alguna vez por los sistemas electorales en el mundo a lo largo de la historia, no pudo menos que sorprenderse de la contundencia con la que unos perfectos desconocedores del tema, le reprochaban su propuesta. Por eso, con su benevolencia, quisiera transcribir de forma extractada algunos párrafos del capítulo titulado Loterías, sacados del libro publicado en 2004 “Cómo votamos. Los sistemas electorales en el mundo: pasado presente y futuro”, de Josep M. Colomer (ISBN-84-9784-029-1):

La selección de cargos públicos por sorteo o lotería es una vieja tradición que se puede encontrar en democracias locales y medievales, en comunidades privadas modernas y en ciertas organizaciones internacionales... La experiencia histórica más relevante y duradera se desarrolló en Atenas durante el periodo democrático (siglo V y IV a. C.). Sobre la base de esta experiencia, el filósofo Aristóteles construyó su concepto de democracia, el cual incluía la posibilidad de «gobernar y ser gobernado por turnos»”.

Pero Aristóteles”, [que conocía bien las cabras que guardaba], introdujo una drástica precisión según la cual «el nombramiento de magistrados por sorteo se considera democrático y la elección de los mismos oligárquica». Con «democrático» quería decir autogobernado por el pueblo, mientras que «aristocrático u oligárquico» se refería al gobierno de los mejores”...

Este criterio clásico fue retomado, muchos siglos después por Montesquieu, para quien «el sufragio por sorteo es natural a la democracia». Las ventajas del sorteo son, para Montesquieu, que “no es inequitativa para nadie” y que “da a cada ciudadano una esperanza razonable de servir a su país”. Esa misma línea de pensamiento, recordada ahora por José García Domínguez, también la propuso con agrado Jean-Jacques Rousseau, en el siglo XVIII.

Pero convendría tener presente que también en nuestros días, el procedimiento de lotería o sorteo, no nos es desconocido. Por ejemplo, en la elección de los Jurados para los tribunales o para las mesas electorales. En la Confederación Helvética de Suiza, está establecida la rotación por turnos en los cargos gubernamentales, que produce los mismos efectos que la lotería. Y, para no alargar la lista, en la UE la Presidencia del Consejo es ocupada por turnos de seis meses entre los Estados miembros. Algo similar sucede en la ONU, con su filosofía de “rotación simétrica”.

Aunque la experiencia de décadas en el intento de los políticos por controlar, no tanto a los jueces como las sentencias, no hace que la esperanza de una solución tan racional como democrática se avive tan sólo un poquitín. Pero al menos, si esta idea del sorteo o lotería cobrara fuerza, veríamos a los cabecillas de las partidas políticas y a los asesores emboscados en siniestros y oscuros despachos inquietarse un poco, no vaya a ser que pudieran acabar sentados en un banquillo y si son de derechas, previa pena de telediario. A veces hay que remover el avispero y ahumar las colmenas para extraer la dulce miel del bien público, no de la hiel de sus cargas públicas. 

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