Leandro Rodríguez Linárez
Politólogo
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Lo primero que hizo Hugo Chávez al llegar al poder en 1999 fue convocar una “Constituyente”, cuyo resultados fueron decepcionantes, pues no se modificó estructuralmente el Estado salvo extender el periodo presidencial, anular la bicameralidad del congreso y cambiarle el nombre a uno comunistoide, “Asamblea Nacional”. Además, impuso un vicepresidente nombrado por el mismo presidente y posterior a ello, en una enmienda 2008, se enquistó la maldición de la reelección indefinida. Del resto, cambios decorativos, es la misma Constitución que ha arrastrado Venezuela sumergiéndola en el culto al personalismo, una dictadura edulcorada.
El pretexto de esa “Constituyente”, aprovechando los niveles de popularidad, so pretexto de sanar los males tradicionales del país y encaminarlo al desarrollo, fue apoderarse de los demás poderes públicos, gobernaciones y alcaldías, por eso, una vez aprobada la “nueva Constitución” en diciembre 1999, en el año 2000 se llamó nuevamente a elecciones en todos los ámbitos .
En 2007 cuando Chávez comenzó a perder electoralmente (reforma, alcaldías, gobernaciones más importantes), se ideó el Estado Comunal, una copia del modelo cubano con el fin de burlar el voto e imponer a cada espacio que perdía un “protector” designado a dedo, restándole casi todo el poder a los gobernantes electos por el voto, desde luego, solo a los opositores. Esta estratagema quita a los estados y municipios competencias, facultades y recursos sumergiéndolos en el arcaico centralismo. No solo se creó un elefantiásico Estado paralelo sino que se viola la carta magna priorizando otras estructuras y desintegrando otras, como las juntas parroquiales y los municipios metropolitanos, pues les es imposible de ganar al chavismo por la vía del voto.
Con Chávez eran elecciones en ventajismo, luego pasaron ser en condiciones mínimas. Posterior a la paliza en las parlamentarias 2015 el chavismo prefabricó lecciones en condiciones absurdas, pues es quien impone partidos, sus directivas, candidatos, electores y demás. Para el 28 de julio 2024, ante la imposibilidad de ganar incluso con el manejo absolutista de las instituciones y recursos de Estado, no le quedó más remedio que imponer resultados de las presidenciales dónde ni siquiera los testigos internacionales que él mismo trajo pudieron convalidar semejante fraude.
El 28J fue necesario para comprobar al mundo (con actas en mano) los fraudes que antes solo se denunciaban con palabras. Lo electoral en Venezuela con instituciones secuestradas por el partido del gobierno (Psuv) no tienen sentido, pues el voto no premia, castiga ni genera cambios. Las estrategias de reconquista de la libertad en Venezuela deben ser otras. Tras 25 años de ficción electoral, tras cada elección, el chavismo empeora los males tradicionales del país y ha creado otros muchos peores.