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Las AMPAs alertan de la progresiva desaparición de las escuelas rurales de Teguise, Tinajo y San Bartolomé por la carencia de comedores y servicios

En Lanzarote, en los últimos años han desaparecido la escuela de Santa Bárbara en Máguez, el Santa Rosa en Órzola, el colegio de Teseguite y el último, el CEIP de Tiagua, el más antiguo de la isla.

Canarias Noticias - 05/05/2024
Colegio de Tiagua. Lanzarote/ canariasnoticias.es

Las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) exigen a los responsables públicos de los ayuntamientos de Teguise, Tinajo y San Bartolomé, al Cabildo y a la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias que se pongan de acuerdo y preparen „con urgencia“ la instalación eléctrica de la cocina para poder poner en marcha los ecocomedores y evitar que más escuelitas desaparezcan.

El AMPA afirma que hay un „claro riesgo“ de que estas escuelas unitarias o escuelas rurales se vacíen ante la imposibidad de lograr la conciliación familiar por ausencia de servicios básicos y horarios incompatibles con la vida laboral de los padres.

Las escuelas unitarias, o escuelas rurales, son un tesoro para las poblaciones rurales. El modelo consiste en que los alumnos de entre tres y doce años comparten aulas y profesores, fomentando un aprendizaje cooperativo entre grandes y pequeños y permitiendo una atención y una educación más personalizada, dada la baja ratio profesor-alumno. Esta dinámica fomenta la solidaridad y el apoyo mutuo entre los estudiantes, así como una mayor cercanía entre padres, niños y profesores.

Pero la escuela rural cumple además otras múltiples funciones: posibilita que los niños puedan acudir al colegio en su propia localidad, a pie o en bicicleta, potenciando un sentimiento de pertenencia y enraizando a la población con su entorno. Da vida a los pueblos pequeños en un marco de sostenibilidad, impidiendo el éxodo rural y la consecuente huida hacia las ya masificadas ciudades. Si los pueblos pequeños se quedan sin niños, acabarán muriendo también.

Sin embargo, y a pesar de estas bondades, las escuelas unitarias de Lanzarote están al borde del abismo. La falta de servicios como comedor, acogida temprana o recogida tardía, conlleva a que casi cada año cierre una escuela rural en Canarias.

En Lanzarote, en los últimos años han desaparecido la escuela de Santa Bárbara en Máguez, el Santa Rosa en Órzola, el colegio de Teseguite y el último, el CEIP de Tiagua, el más antiguo de la isla.

Y es que esta deficiencia en los servicios básicos provoca la pérdida de matrículas cada año, ya que los niños se ven obligados a trasladarse a otros centros escolares más grandes que, por sus dimensiones y presupuesto, dan respuesta a estas necesidades. Y esto no hace más que aumentar las ratios en las aulas, la saturación de los docentes y el deterioro en la calidad educativa.

Recordar que el servicio de comedor no sólo es esencial para garantizar una alimentación adecuada para los niños, sino que también desempeña un papel fundamental en la conciliación familiar. Muchos padres y madres trabajadores dependen de este servicio para poder cumplir con su horario laboral.

Ecocomedores

Hace diez años comenzó a gestarse un proyecto de ecocomedores para las escuelas canarias y desde 2019 se les lleva prometiendo a las escuelas rurales la incorporación a este proyecto.

Esto sería maravilloso, pues los ecocomedores apuestan por los productos de temporada, frescos y de proximidad, colaborando con los agricultores, pescadores y ganaderos locales, potenciando un modelo de economía circular que se hace tan necesario en el actual escenario de crisis social y ambiental que atraviesan las islas.

Pero con cada curso escolar, estas escuelas enfrentan un nuevo bache en la consecución de este objetivo, desde la falta de instalaciones adecuadas, la falta de cocina, la falta de personal, las deficiencias de las instalaciones eléctricas…

Y año tras año, el Cabildo de Lanzarote, los ayuntamientos y la Consejería de Educación prometen que para el siguiente curso escolar estas deficiencias serán subsanadas, pero esto nunca llega a materializarse.

Afortunadamente, y gracias a los Fondos de Desarrollo Regional de la UE, este año se han terminado, por fin, las reformas de las cocinas de estos colegios, no para que se cocine en ellas, porque eso salía muy caro, pero al menos para que los escolares puedan recibir comida de catering y consumirla en el centro. Obviamente, esto requiere de una empresa que cocine, reparta y cuide de los niños durante el tiempo de comedor.

„Pues parece que este punto, a los responsables políticos de este proyecto, se les pasó por alto. Se gastaron los fondos europeos y ahí se acabó el compromiso“.Las AMPAs de estos colegios, conscientes de la importancia del proyecto, han asumido la responsabilidad de encontrar una solución. Se ha buscado el apoyo y la colaboración de las autoridades locales y regionales pero en lugar de recibir ayuda, se han encontrado con un juego de pasarse la pelota entre diferentes entidades, sin que ninguna asuma su responsabilidad.

Pero las AMPAs somos incansables, y a pesar de la desatención de las administraciones, hemos continuado la búsqueda de quiénes podían suministrar este servicio. Tarea nada fácil, puesto que las escuelitas rurales no son un negocio muy lucrativo, pero lo hemos conseguido.

Tras meses de búsqueda exhaustiva por fin hemos encontrado una empresa de preparación de comida ecológica, con productos frescos y de proximidad, que trabaja con cooperativas de agricultores locales y que está dispuesta a cocinar para nuestros niños. Nos faltaba aún encontrar una cocina, pero acabamos encontrándola.

Ya lo único que nos falta es salvar un último obstáculo: la necesidad de adecuación de la instalación eléctrica de esta cocina para que la citada empresa pueda empezar a trabajar.

Se demanda:

Es imperativo apostar por el modelo de las escuelas unitarias, que ha demostrado ser tan beneficioso para todos los actores implicados. Preservar estas escuelas no solo es una cuestión de tradición, sino también de salvaguardar las ventajas sociales, educativas y medioambientales que ofrecen, evitar agravar los problemas de saturación que ya enfrentan los centros escolares más grandes y acabar de una vez por todas con el agravio comparativo que sufren las familias de los pueblos pequeños.

Instamos a las autoridades competentes, el Cabildo de Lanzarote, la Consejería de Educación y los Ayuntamientos de Teguise, Tinajo y San Bartolomé, a dejar de lado las excusas, a cooperar y asumir su responsabilidad en la adecuación de la instalación eléctrica necesaria para proporcionar el servicio de comedor en las escuelas unitarias de Lanzarote. Necesitamos que nuestros políticos hagan su trabajo.

El futuro de nuestros niños y de nuestras comunidades está en juego, y no podemos permitirnos seguir esperando, porque el 15 de mayo se nos acaba el plazo para darle una respuesta a la única empresa que se ha mostrado dispuesta a acompañarnos en este camino.

De lo contrario, y porque se nos echa encima el inhábil periodo estival, nos quedaremos sin comedor otro año más. Otro año más en que las unitarias siguen vaciándose.

Aún con todo lo expuesto, querríamos agradecer a la Directora Insular de Educación, Carmen Pellón, por su disposición y su voluntad en buscar soluciones y al Coordinador de las escuelas rurales, Chano Acosta, por su implicación en este proyecto.

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