José Fco. Fernández Belda
Viviendo en San Borondón
Para poder interpretar más o menos correctamente lo que quieren decir, aunque lo hagan con disimulo, muchos de los titulares de los medios de comunicación tras el ataque a Israel por parte de Irán, no está de más recordar que cuando se produjeron los ataques terroristas de Ben Laden a las Torres Gemelas en aquel infausto 11-S de 2001, El País como el diario de referencia de lo políticamente correcto y en especial de los que dicen condenar todo tipo de violencia “venga de dónde venga”, manido mantra que predica una buenista equidistancia entre víctimas y victimarios, al tiempo que elude torticeramente el condenar explícitamente la causada por los yihadistas, la ETA, Putin o la narcoguerrilla, tituló a cinco columnas y en portada tras conocerse el ataque: “El mundo en vilo a la espera de las represalias de Bush” (El País, 12-09-2001).
Es decir, que lo fundamental no eran los asesinados en el ataque terrorista y temer que se pudieran producir seguidamente otros similares a lo largo del mundo. No, lo fundamental que debiera tenernos en vilo era la lógica reacción del Presidente Bush y del pueblo americano agredido. Algunos opinadores llegaron a justificarlos culpando de ellos a los EEUU: ¡se lo merecían!, llegué a oír.
Con incontenible estupor y creciente indignación, tras un vistazo rápido a la prensa autodenominada progresista de todo posible progreso, veo que la inversión de la culpabilidad se vuelve a reproducir, nos informan correctamente para que no nos equivoquemos, es decir que en realidad los agredidos son realmente los agresores. Vean algunos ejemplos:
“Israel-Irán: ¿quién ataca a quién?” “A ninguno de los actores directamente implicados en esta situación, excepto a Benjamín Netanyahu, le interesa que se produzca una escalada que conduzca a una guerra regional abierta” (El País, 15-04-2024)
“Clamor en la ONU contra la guerra ante las amenazas de Israel de tomar represalias contra Irán” (Público, 15-04-2024
La tergiversación habida con el 11-S se repite en el fondo y casi en las formas, aunque con un nuevo actor, Israel, porque el otro sigue siendo el yihadismo de Al Qaeda o Irán. Ahora lo importante es culpar a Israel y a Netanyahu por una lógica acción de represalia por esa agresión nada “desproporcionada” de Irán, régimen islamita que como ya ha declarado en múltiples ocasiones persigue la desaparición de Israel, “del río al mar” y “acabar con el exterminio de los judíos, tarea mesiánica que dejaron a medias los nazis”, cosa que en cualquier razonamiento no progresista se llamaría genocidio. Y por si fuera poco, El País señala que a Netanyahu le interesa la escalada bélica. Los pájaros contra las escopetas... y sin anestesia.
Lo peor de este planteamiento, por desgracia y para nuestra vergüenza muy extendido entre los españoles, es que primero se ven obligados al teatrillo condenar los ataques de Hamás o de Irán, aunque luego se abstengan de ir más allá no fuera a ser que tuvieran que hacer algo concreto para combatir ese terrorismo yihadista. No denuncian que esa ideología islamista conlleva no sólo amenazar y atacar a Israel, sino a todo occidente, como evidencian otros muchos atentados habidos en el mundo: París, Londres, Moscú, etc. Así se “autojustifican” diciendo que han condenado algo, para a continuación pasar al ataque judeofóbico, y buscan bajo las arenas de desiertos remotos cómo culpabilizar a los israelíes de los males que les infringen por el mero hecho de existir.
Y, se mire como se quiera mirar, eso es lo que está haciendo el Dr. Sánchez con su gira propagandística para que otros países se sumen a su improvisada y etérea propuesta de reconocer un Estado Palestino, sin exigir como condición previa innegociable la liberación de todos los secuestrados por Hamás. Por esto la propuesta de reconocimiento, obviamente es ahora del todo inoportuna y sólo contribuiría, de lograr un éxito pírrico, a enconar el conflicto y dar una victoria propagandística al terrorismo de Hamás (aunque paradójicamente el beneficiado de esta reconocimiento sea su enemigo mortal en Ramala, Al Fatah), y en nada aliviaría la tensión en Oriente Medio.
Por cierto, si el Dr. Sánchez no estuviera en una estrategia de pura evasión y cortina de humo ante los graves problemas internos de España y de su partido, para materializar ese reconocimiento sólo precisaría llevarlo al Consejo de Ministros, sin necesidad de más comparsas que le hagan de coros y danzas... que para eso ya tiene a los del Grupo de Puebla y el Foro de São Paulo, como ya insinuó, o dijo, su embajador oficioso Zapatero.
Notas:
