La demoledora entrevista de Ágatha Ruiz de la Prada sobre Pedro J.: "Se ha portado fatal"
El reportaje se titula "Ágatha, my way", y en él la diseñadora no deja títere con cabeza. Tal y como publica Fashion & Arts, Ágatha Ruiz de la Prada se muestra plenamente recuperada de la dolorosa ruptura con Pedro J. Ramírez, ahora felizmente casado con la abogada Cruz Sánchez de Lara.
"Considero que mi vida ha sido inmensamente feliz, pero la separación ha sido un palo muy gordo. Solo pensaba en no quedarme colgada con eso", explica al respecto. Dice que es muy llorona, pero que no ha sido llorar lo que le ha ayudado, sino sus amigas. Ellas le dijeron que "hablase con un abogado desde el minuto uno".
"Acabábamos de hacer un reportaje para Vogue con los niños y los perros: la familia feliz… Incluso nos pedían una foto de los dos en la cama en plan John Lennon y Yoko Ono. Dije que no, pero salimos abrazados. Esa noche una amiga nos invitaba a la ópera, y él me dijo que no podía ir porque era la investidura de Rajoy. Al volver, de noche, y abrir la puerta de casa, tuve flashazo y me dije: 'Pedro J. está con una tía'".
Ágatha vuelve a contar cómo sucedió todo, el momento en el que Pedro J. le pidió la separación. "Yo estaba durmiendo, y llamaron a la puerta. Él me traía el desayuno a la cama; no sabía por dónde empezar ni cómo decirlo: 'Oye, mira, he pensado que nos deberíamos separar'. Y yo seguí desayunando, normal y corriente; el se quedó flipado, y añadió cuatro gilipolleces tipo: 'Estoy muy solo'… Y yo: '¿Pero cómo…, si ahora están los niños aquí, que hemos estado casi 20 años sin ellos…? ¿Qué solo? Estupideces'. 'Me quedan diez o quince años de vida y quiero ser feliz'. Yo ya no dije ni mu. Él se fue a jugar al pádel; yo llamé a Cristina, mi mano derecha, y le dije: 'Necesito ir al Museo del Prado'".
También recuerda tiempos duros en su empresa, en los que no tuvo el apoyo que esperaba. "Cuando le dije a Pedro J. que venía una crisis de la hostia, él me lo negó, igual que ZP. No estuvo a la altura. Yo empecé a recortar gastos y a trabajar como una bestia, a quitarme todas las tonterías. Nadie habla de esto".
La diseñadora se extiende más tarde sobre cómo el periodista afrontó la misma crisis, pero en el periódico El Mundo que entonces dirigía. "Pedro J., que era muy trabajador, lo pasó muy mal con la crisis de su periódico, pero cuando vio que la publicidad iba mal se encerró en sí mismo. Yo le preguntaba cómo iba el diario y él me decía: 'Es culpa de Antonio Fernández Galiano que vaya mal'. Su primera huida fue hacia la Historia: se compró 30.000 libros de la Revolución Francesa y escribió un cachazo de libro de 1.300 páginas. Necesitaba salir por algún sitio. Cuando le echaron del periódico –que le dieron una fortuna– tuvo la suerte de que estaba terminando un libro y lo presentó hasta en los colegios de párvulos, en todas las provincias españolas, y en algunas cinco veces. Tristán decía: 'Los que van a valer una fortuna son los pocos que estén sin firmar…'. Entonces se metió en El Español, y con eso, tomó cierta distancia".
La consecuencia está clara: "No lo quiero volver a ver en mi vida. Se ha portado fatal.Ahora solo veo lo feo, algo que es buenísimo para mí, al menos psicológicamente. Él siempre estaba trabajando. No quería que le sobrara ni un segundo para nada".
Pero aún hay más: "Lo que a él le gustaba –el baloncesto, el pádel y poco más– yo lo detestaba. Una vez lo llevé a una cena que me habían invitado y acabé diciendo: 'Nunca más llevo a este tío a una cosa'. Era tal la cara de aburrido, que nunca más le pedí que me acompañara. Yo me apuntaba bastante a sus planes, pero él no a los míos. Al final no me ha costado tanto".
Ágatha no deja títere con cabeza cuando habla de su ex: "El único amigo que ha tenido en toda su vida ha sido después de esto: Javier Gómez de Liaño. Nunca le ha importado nadie y nunca se ha tomado una cerveza con nadie si no es para que le dé los papeles de Corina. Ahora todos sus enemigos son amiguísimos míos".