El Secuestro, un restaurante que, con la reforma, ha venido a menos

El restaurante El Secuestro se encuentra en el municipio de Teror. Ha sufrido una reforma que, en mi opinión, lo ha desmejorado notablemente.

El "antiguo" restaurante El Secuestro ofrecía un aspecto más rústico y más acogedor que el actual. Su ornamentación era más típica.

La amabilidad del antiguo dueño era una de sus características y siempre recibía al cliente con una sonrisa amable. Nos proponía sus especialidades y la oferta fuera de carta.

Ahora todo ha cambiado.

El personal no ofrce simpatía de ningún tipo y la nueva decoración lo hace vulgar.  Su disposición es inapropiada y la frialdad de techos y paredes hacen que se haya perdido lo que de acogedor tenía antes. El fuego del grill llega, y muy de cerca, a los comensales. Se nota, y mucho, el calor que desde allí se desprende.

El personal de servicio, especialmente una de ellas, lo hace antipático nada más sentarse en la mesa.

Los entrantes son los clásicos...papas arrugadas, chorizos parrilleros, gofio escaldado...

Las salsas ofrecidas, de pimienta y de mostaza y miel, eran insípidas. Su chimichurri no estaba muy logrado.

Este último bien preparado, pero escaso y con más cebolla de acompañamiento que gofio.

Su morcilla canaria, no obstante, era de buena calidad y bien preparada.

Su solomillo Angus apenas tenía sabor y no respondía al precio que por el se pide.

En cuanto al vacio, nada de nada. Sin sabor de ninguna clase y mal acompañado por una papa y medio pimiento.

Sus postres, como en casi todos los restaurantes canarios, se descuida mucho y no ofrece nada en especial. 

Si a lo anterior se le añade que los cubiertos que se utilizan para los entrantes tienes que ponerlos sobre la servilleta para ser reutilizado despùés con el plato principal, habrá que convenir que El Secuetro, ni de lejos, es un buen restaurante.

De uno a diez tenedores, le daría sólo tres.