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En los desplazamientos navideños, “prevenir mejor que curar”

Canarias Noticias - 04/11/2019

No cabe duda que las Navidades representan, para muchísimas personas, una época entrañable, y que, en muchos casos, aporta recuerdos de la infancia perdidos en la memoria del tiempo. Recuperar esos recuerdos es una tradición.

Hasta hace apenas unas décadas, la Navidad estaba referida, exclusivamente, al mes de diciembre con la Nochebuena como objetivo inicial del conjunto de las fiestas.

No obstante, hoy en día, las grandes marcas y los Centros Comerciales comienzan a ofrecer sus productos y servicios desde casi mediados de octubre, es decir, prácticamente dos meses antes.

La globalización y las condiciones de trabajo han propiciado que millones de personas no residan en el lugar en el cual nacieron, o donde trascurrió su infancia o juventud, y se hayan ido desplazando allá donde las condiciones personales o laborales les eran más propicias. Y qué decir de los estudiantes, cientos de miles, que han tenido que desplazarse buscando la universidad más acorde con la profesión que eligieron para su salida laboral más conveniente.

Ese conjunto de personas, por lo que significa la Navidad en sí mimo, fiesta familiar profundamente enraizada en la cultura occidental, o simplemente por ser un periodo vacacional, quieren volver a los lugares donde se encuentra, fundamentalmente la familia o sus lugares de origen, o visitar destinos nuevos que conocer.

 

La Navidad es una de las fechas en la que más desplazamientos se producen

Decir que la Navidad es sinónimo de desplazamientos multitudinarios, es constatar una realidad que se repite año tras año.

Muchas personas se desplazan, y prevén los desplazamientos, con mucha antelación, como consecuencia de las plazas disponibles que existen en los diferentes medios de transporte. Lo hacen en previsión de no querer quedarse sin las plazas que las compañías tienen limitada por la capacidad de cada una de sus empresas.

La anticipación en la reserva de viajes, fundamentalmente en los desplazamientos aéreos, tiene no obstante un gran riesgo. Y ese riesgo es la posible cancelación por múltiples causas que podían impedir el vuelo.

Cuando eso ocurre, el usuario se enfrenta a multitud de problemas, siendo el principal de ellos el reembolso por dicha cancelación.

Nadie puede prever una enfermedad grave, un accidente, una intervención quirúrgica o una citación ante cualquier institución por la causa que fuera. Cuando eso ocurre, lo ideal es haber tenido la precaución de haber contratado un seguro de cancelación de vuelo que hará posible, si se produjera alguna de las circunstancias antes descritas, que le pudieran reembolsar por la cancelación del viaje.

Tener un seguro de cancelación de vuelo es una garantía básica para aquellos que afrontan con ilusión un viaje en estas fechas para que no se vean en la disyuntiva de, independientemente de haber tenido que cancelar el vuelo, perder el importe que se ha pagado por el mismo.

Muchas personas habrán podido vivir circunstancias que se escapaban a su control, y que cuando lo tenían todo previsto, les han impedido viajar.

La vida es así, se producen hechos como los descritos anteriormente, y para solventar esas situaciones es mejor, como dice el dicho,  “prevenir que curar”. Y, sin duda alguna, la prevención en situaciones como éstas es tener un seguro de cancelación de vuelos  que haga posible recuperar el importe que se invirtió en el viaje que se tenía ilusión por hacer.

 

 

 

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