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Proponen a los silbadores tradicionales herreños como Medalla de Oro de Canarias 2021

Canarias Noticias - 22/03/2021
Silbo herreño / CanariasNoticias.es

La Asociación Cultural para la Investigación y Conservación del Silbo Herreño, la Asociación Cultural y Ecologista Ossinisa, la Asociación Cultural Amador-Frontera y la Agrupación Folclórica Sabinosa el 5 de marzo de 2021 instaron al Presidente del Gobierno de Canarias a la concesión de la Medalla de Oro de Canarias a los silbadores tradicionales herreños. Con esta propuesta se pretende materializar el reconocimiento del pueblo canario hacia los herreños que han logrado conservar hasta hoy su lenguaje silbado: una forma de comunicación a distancia muy particular que, en 2021, cumple 130 años de historia. A pesar de su abandono secular por parte de las instituciones, este bien inmaterial en peligro de extinción de la isla de El Hierro continúa transmitiéndose tradicionalmente, gracias al compromiso de varias generaciones de herreños.

La Medalla de Oro es una distinción honorífica que se otorga como recompensa a quienes, dentro o fuera de las Islas, han establecido como razón de su actividad el quehacer diario de Canarias, o a quienes, por su trayectoria, merecen la gratitud y el homenaje de los canarios. Así, mediante esta propuesta, se pretende el reconocimiento de la sociedad isleña a la labor de los principales agentes transmisores del lenguaje silbado de la isla de El Hierro: los campesinos y, muy especialmente, los veteranos pastores herreños.

En nombre de los silbadores presentes, pero también de los ausentes, se propone tal candidatura de acuerdo con las siguientes razones.

Los pastores y, generalmente, los campesinos más veteranos de El Hierro constituyen un testimonio humano y sonoro de un lenguaje que se empleó, seguramente desde tiempo inmemorial, para comunicarse a distancias, y que aún a día de hoy sigue vivo.

Recientemente, en una entrevista concedida a la Asociación Cultural para la Investigación y Conservación del silbo herreño el 5 de febrero de 2021, el profesor José Juan Batista, doctor en Filología y formador de maestros silbadores gomeros, manifestó lo siguiente: «tras la documentación del silbo herreño, se ha levantado una tremenda polémica que ha desviado la atención filológica de un patrimonio inmaterial, convirtiéndolo en un asunto político, lo cual desvirtúa su consideración científica. Y, en este sentido, pienso que tanto la investigación filológica como la histórica deben intentar desvelar la verdad en torno al lenguaje silbado en las Islas: investigar dónde se originó, si es que se originó en una isla, y cómo se transmitió al resto. Y este estudio debe hacerse fría y científicamente, sin estar sometido a presiones de ningún tipo. No cabe duda de que el silbo gomero es, actualmente, el más conocido, pero tampoco cabe duda de que el silbo herreño existe y se ha documentado desde hace unos 150 años, según se desprende del testimonio de Joseph Lajard, quien a finales del siglo XIX entrevistó y oyó silbar, en Las Palmas, a varios panaderos herreños. Y que había panaderos herreños en Las Palmas a finales del siglo XIX es algo cierto y demostrado. De hecho, el abuelo de una compañera de la ULL, característicamente apellidada Padrón, era un herreño que, a finales del siglo XIX emigró a Las Palmas y puso una panadería. Y me parece una osadía pretender que Lajard inventó los datos que consigna, pues describe, dibujándolo convenientemente, la forma de boca, labios y dedos al silbar, o que confundió a herreños con gomeros. De manera que es un hecho incontrovertido que, en El Hierro, se viene silbando al menos desde hace 150 años y se seguía silbando todavía, como constató, sorprendido, Maximiano Trapero en 1991. Ahora bien, ¿cómo llegó el silbo a El Hierro o cómo llegó a La Gomera? Esto no lo sabemos y deberíamos intentar averiguarlo».

La escarpada orografía, la actividad ganadera y la necesidad de comunicarse cuando no se puede hacer uso del habla son los tres elementos que han determinado el uso del silbo en Canarias. Esta técnica de comunicación mediante silbidos que empleaban, sobre todo, los pastores de la isla, se conservó en vigor hasta el decenio de 1960, cayendo casi en el olvido a medida que la ganadería trashumante y la agricultura costera iban desapareciendo. Sólo permaneció de manera residual entre algunas familias establecidas en los pueblos más conservadores de las viejas tradiciones, como El Mocanal, Isora y El Pinar.

Actualmente, captar la atención de la sociedad se vuelve cada vez más complicado. Las redes sociales inundan nuestra existencia y recibimos tal cantidad de noticias a diario que es difícil que retengamos todo aquello que puede interesarnos. Las personas mayores de la isla de El Hierro han salido a la calle para demostrar que el silbo pervive en muchos rincones de la isla, dándolo a conocer a través de los medios de comunicación y ofreciéndose como maestros para transmitirlo a las nuevas generaciones. Este renacimiento espontáneo ha provocado la difusión del silbo herreño más allá de nuestras fronteras insulares y nacionales.

Los silbadores tradicionales herreños llevan desde el año 2016 embarcados en la ardua misión de revalorizar el silbo herreño. Podemos afirmar que el proceso ha sido lento, pero se han conseguido dar pasos importantes. Hasta ahora, el trabajo ha consistido en recabar documentos históricos; formarse a través de las investigaciones que han llevado a cabo expertos como David Díaz Reyes, Manuel Lorenzo Perera, Marcial Morera, Maximiano Trapero y José Juan Batista; y publicar en las redes sociales multitud de entrevistas realizadas a estos y, sobre todo, a los silbadores.

Los silbadores veteranos son los protagonistas del proyecto de recuperación del silbo tradicional herreño. Ello se debe, fundamentalmente, a que se pretende salvaguardar el legado del silbo tradicional, evitando las iniciativas folkloristas o excesivamente normalizadoras que, en otras islas, han supuesto la desvirtuación, deturpación y posterior pérdida de esta tradición. Por otra parte, se pretende que el rescate tenga un carácter colectivo, evitando el sesgo y la irremediable pérdida que supondría la designación de uno o dos maestros oficiales. De esta manera, se persigue aprovechar la riqueza y variedad de perspectivas que nos ofrecen los distintos silbadores veteranos tradicionales, favoreciendo así el conocimiento científico del silbo como un objeto real, no como un producto turístico, recreativo o formativo.

Lamentablemente, han desaparecido multitud de silbadores herreños en los últimos años. Otros han perdido los dientes, por lo que ya no pueden silbar. A pesar de su avanzada edad, los silbadores herreños han tenido la determinación de salir a las plazas, hablar ante la televisión e Internet para transmitirnos sus conocimientos, demostrando una vez más que siguen vivos y que, a pesar de todo, su silbo no murió. Les hemos dicho que lo que tienen es un tesoro, y que queremos aprender de ellos. Nos han recibido en sus casas, cuadras, bodegas y cercados. Los hemos hecho maestros, sacándolos del campo y llevándolos al colegio. Nos han silbado durante horas pese a ser octogenarios y nonagenarios, empleando para ello sus últimos alientos. Estamos convencidos de que esta labor y esfuerzo por conservar y mantener esta tradición inmemorial pese a las condiciones nada favorables debe tener el reconocimiento del pueblo canario.

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