Santa Cruz financia de Tenerife cinco proyectos de Cáritas para personas en exclusión social

El alcalde de la ciudad, José Manuel Bermúdez, y la concejala del IMAS, Rosario González, acompañados por los responsables de los servicios, visitaron esta semana las instalaciones donde se dispensan cinco proyectos de Cáritas Diocesana que van dirigidos a asistir a 87 personas que se encuentran en riesgo de exclusión social y que este Ayuntamiento financia con 140.000 euros anuales y que dan asistencia a 87 personas mayores con dependencias leves, familias monoparentales y personas sin hogar y que se encuentran en riesgo de exclusión social.

Bermúdez y González visitaron estos recursos junto a los responsables de esta Organización No Gubernamental con el objetivo de conocer de primera mano su funcionamiento y departir con los usuarios sobre los detalles de cada programa y cómo han afrontado las consecuencias derivadas de la pandemia de la COVID-19.

Bermúdez insistió en la importancia de estos proyectos “al tratarse de iniciativas que dan cobertura a nada menos que 87 personas en riesgo de exclusión social y que abarcan sectores tales como el de los mayores con dependencias leves, las familias monoparentales o las personas sin hogar”.

González, por su parte, agradeció el apoyo que estos recursos de Cáritas Diocesana brindan a la capital “al suponer, en algunos casos, no solo una mejora de sus condiciones de vida, sino también un paso decisivo hacia la reinserción de las personas en riesgo de exclusión social en la búsqueda de un empleo que los haga abandonar los programas asistenciales”.

El recorrido de ambos se inició en el Proyecto Hassidim, dirigido a 18 mayores del municipio, con más de 60 años, con dependencias leves y dificultades para realizar actividades básicas de la vida diaria. Sus beneficiarios, además, tienen bajos recursos económicos y están en riesgo social. Este recurso ofrece a sus beneficiarios, a través de un centro de día, la posibilidad de realizar un seguimiento sanitario, atención psicosocial, cobertura de sus necesidades básicas, intervención educativa grupal y actividades de ocio y tiempo libre que los ayuden a mejorar su calidad de vida y a mantener su autonomía.

El recorrido siguió en el centro de acogida a familias monoparentales Atacaite, donde se acoge a una decena de mujeres, en situación de vulnerabilidad social, con las que se realiza un acompañamiento individualizado que facilite un desarrollo óptimo de las madres y sus hijos e hijas. Presta servicios de alojamiento, apoyo social, educativo y psicológico.

La tercera parada fue el proyecto Lázaro, en el que se atiende a 23 personas sin hogar en un contexto de convivencia y acogida que favorezca su normalización y su reentrada en la sociedad. Se da cobertura a las necesidades básicas de los usuarios y se realizan intervenciones socioeducativas que deriven en el acceso final a una vivienda de alquiler. Y la cuarta se detuvo en el proyecto Guajara, que sirve de hogar de acogida con programa alojativo a otras 16 personas sin hogar en situación de exclusión social severa.

El programa Café y Calor fue la parada final del recorrido de Bermúdez y González. Atiende, desde 1994 a 20 personas sin hogar ofreciendo un alojamiento nocturno. Sus usuarios carecen de redes familiares y no poseen recursos económicos, entre otros factores de vulnerabilidad social. Se trata de un recurso de baja exigencia en el que se ofrece, además, una intervención socioeducativa y un asesoramiento jurídico y administrativo que permita devolver a las personas a una situación de inclusión social o, en el peor de los casos, a una situación con un control de daños temporal.