BIEN DE INTERÉS CULTURAL
Patrimonio Cultural de Canarias aprueba tres expedientes para su declaración como Bien de Interés Cultural
Las Sillas Victorieras, las Apañadas de Ganado de la costa de Fuerteventura y la obra el Bien y el Mal, que se celebra en Tuineje, ya cuentan con el aval del órgano
El Pleno del Consejo de Patrimonio Cultural de Canarias dio el visto bueno en la mañana de hoy miércoles y en base a las ponencias técnicas, a tres expedientes para su declaración como Bien de Interés Cultural, cuya aprobación definitiva se realizará por decreto en Consejo de Gobierno.
Dentro del orden del día, se informó favorablemente las propuestas de declaración de tres bienes inmateriales como las Apañadas de Ganado de la costa de Fuerteventura, con la categoría de ‘conocimientos y usos relacionados con la naturaleza, el cielo y el mar’; la obra el Bien y el Mal, con categoría de ‘uso social, ritual y acto festivo’ en el municipio de Tuineje, también en Fuerteventura; y la Silla Victoriera, con la categoría de «técnicas artesanales tradicionales» de la Victoria de Acentejo, Tenerife.
El viceconsejero de Cultura y Patrimonio Cultural, Horacio Umpiérrez, como conclusión del Pleno del Consejo, puso de relieve el buen hacer de los cabildos insulares en el desarrollo de los expedientes. Así mismo, recordó a estas instituciones «que la declaración de un bien de interés cultural implica la responsabilidad de su conservación y protección, porque representan los elementos excepcionales, tanto materiales como inmateriales de nuestra memoria colectiva que deben perdurar en las mejores condiciones».
La tradición milenaria de las Apañadas de Ganado de la costa de Fuerteventura, práctica heredada de la cultura de los mahos, consiste en reunir el ganado de costa diseminado por valles y montañas para meterlos en corrales con muros altos de piedra seca, que reciben el nombre de gambuesa y que se reparten por toda la isla. Su declaración BIC quiere contribuir a la preservación y protección de una tradición milenaria, dentro de la categoría de ‘conocimientos y usos relacionados con la naturaleza, el cielo y el mar’. Las apañadas constituyen un elemento etnográfico e identificativo con gran valor para la cultura majorera.
Desde el punto de vista socioeconómico, esta actividad constituyó un medio esencial para el sustento de los antiguos pobladores de la isla, los mahos, proveyendo alimento, pieles y derivados que fueron utilizados para el intercambio de productos.
En 2022, se encuentran en uso la Gambuesa Tablero Vega Vieja en Puerto del Rosario. En el municipio de Antiguas, las gambuesas Valle de La Cueva en Antigua, Llanos de Caleta Blanco y la de Pozo Negro; en el municipio de Pájara Gambuesa Rincón del Verodal y Morrito de los Descansaderos; en Betancuria Llanos del Sombrero y Valle de Janey; en Tuineje en Barranco de Majadas Prietas y Las Rositas. En la actualidad existen seis asociaciones de cabra de costa majorera, que siguen manteniendo viva esta actividad: Asociación de Ganaderos de Antigua, Asociación de Ganaderos de Punta La Nao (Pájara), Asociación de Ganaderos del Mal Nombre (Pájara), Mancomún de Puerto del Rosario Puipana, Asociación Tradiciones y Costumbres Ganaderas del Mancomún de Betancuria Gamabe y Asociación de Ganaderos de Costa de Tuineje La Cabra Morisca.
La obra el Bien y el Mal, incluida en la categoría de ‘uso social, ritual y acto festivo’, se celebra en época navideña en el pueblo de Tuineje. La declaración de la escenificación como BIC inmaterial ha sido impulsada por la Asociación Cultural Más Ruines que Caín, el Cabildo de Fuerteventura y el Ayuntamiento de Tuineje, para contribuir a su conservación para las próximas generaciones.
La escenificación representa la lucha entre el ángel y el diablo o el bien y el mal. La Asociación Más Ruines que Caín se encarga cada año de organizar el acto, en coordinación con la Iglesia, recayendo su representación desde hace varios años en las mismas personas. El recuerdo de los mayores del pueblo pone el origen del texto actual en los años cincuenta del siglo pasado, concretamente en una maestra procedente de Gran Canaria, María Jesús Ramírez Díaz, quien reunió a un grupo de vecinos para recrear esta obra con el texto que prevalece hoy en día.
Popularizada en el siglo XIX, la Sillas Victorieras son un elemento mobiliario muy común de la historia de los hogares de la isla de Tenerife, pero especial de la historia artesanal del municipio de La Victoria de Acentejo. Se erige en una de las principales y más singulares producciones muebles de las Islas Canarias. Ello ha llevado a su inclusión en los escasos estudios sobre la carpintería canaria, aún por profundizar, en los que ocupa un lugar preeminente junto a otras piezas como el “sillón frailero”, la “silla chiguerguera”, la “silla colonial” o “la Thonet”.
Estos muebles se denominan con el nombre del municipio donde comenzaron a fabricarse de manera artesanal durante los siglos XIX y XX. Son una sillas robustas construidas a partir de maderas resistentes, con detalles sencillos y un respaldo reconocible por su altura que parte de sus patas. Una característica reseñable de estas sillas es que la unión de sus diferentes piezas no necesita de clavos, sino que se ensamblan unas con otras con espigas o cuñas. Toma como modelo la silla del conocidísimo estilo inglés Chippendale, que debe su nombre al ebanista británico Thomas Chippendale, siendo considerado por los especialistas como el verdadero fundador del mueble inglés. La maestría de las obras del taller de Chippendale le llevó a ser conocido en toda Europa, hallando obras suyas, o inspiradas en sus diseños, en las principales cortes del continente.