Frente al muro infranqueable de la banca tradicional… el crédito fácil
Hace apenas veinticinco años, lo que todo el mundo conoce como el sector bancario, estaba organizado entorno a dos formas de entender la banca.
Por una parte, estaba la banca privada, cuyos accionistas eran privados, y sus Consejos de Administración estaban constituidos por aquellos accionistas con más peso dentro de cada una de estas entidades.
Por otra parte, existía otra forma de entender este sector. Éste estaba formado por lo que podríamos entender que era la banca pública. Esta banca pública era el conjunto de todas las Cajas de Ahorros que existían en España y que estaban vinculadas, directamente, a la zona geográfica en donde desarrollaban su labor.
Los Consejos de Administración de las Cajas, al contrario que la banca privada, estaban formados por políticos, en representación de las instituciones públicas de gobierno, (ayuntamientos, diputaciones, cabildos, gobiernos autónomos, etc.) representaciones sindicales, universidades y algún que otro impositor en representación de los clientes.
En ambos casos, tanto en la banca pública, como en la banca privada, el negocio consistía en el negocio tradicional de la banca históricamente, o lo que es lo mismo, estas instituciones tenían que captar fondos de los impositores, o, repito, es decir, pasivo, para poder prestarlo a aquellos que requerían financiación, en definitiva, activos.
Esa forma de negocio es básica, alguien ingresaba dinero en el banco y se lo premiaban con un mínimo interés por tenerlo en cuenta y lo prestaban con garantías a aquel que lo solicitaba para su financiación.
La diferencia entre el interés que se pagaba a los clientes que depositaban su dinero en las cuentas y el interés, bastante mayor, que se les cobraba a los que pedían préstamos, era el beneficio de la entidad bancaria.
Hace apenas veinticinco años, se pagaba hasta un dieciocho por ciento de interés por el descuento de papel o los créditos solicitados, y, a pesar de ese elevado interés, todo el mundo se desenvolvía en una economía fácilmente entendible.
Hay nuevas formas de conseguir créditos
Hoy ha cambiado todo. Y habiendo desaparecido las Cajas, los bancos ya no viven de prestar dinero, porque no lo prestan, y sí viven de las comisiones que por diversos servicios les cobran a sus clientes, servicios como la banca online, tarjetas, transferencias, etc.
Aquel que necesita hoy un crédito para financiar sus proyectos lo tiene muy difícil en la banca tradicional. Sin embargo hay otras formas. Existen créditos fáciles de conseguir que no requieren recurrir a la banca tradicional y sí a las nuevas fórmulas que se están poniendo de moda para la financiación de particulares y de pequeñas y medianas empresas.
El uso de estas nuevas modalidades de crédito simplifica muchísimo la obtención de la financiación. Esta nueva modalidad, requiere mucha menos burocracia, nuevas fórmulas de garantía y, desde luego, son notablemente más rápidas a la hora de obtener la autorización para la concesión del crédito que se ha pedido.
Asomarse a esta nueva modalidad de crédito, del crédito fácil de obtener, es casi una necesidad frente a los múltiples problemas, que a modo de muralla infranqueable, pone la banca tradicional.