La Fiesta de la Inmaculada ha caído, esta vez, el II de Adviento, por lo que, civilmente, se celebró el lunes 9. La palabra Inmaculada, referida a la Virgen, significa “ sin pecado”. La Madre del Hijo de Dios hecho Hombre en sus entrañas purísimas, fue libre del pecado original en su misma concepción. Al terminar su vida terrena, la Madre de Dios fue llevada al Cielo en cuerpo y alma, y, como madre nuestra que, también, es, está atenta a nuestras necesidades; sobre todo, se ocupa de nuestra salvación eterna: no quiere que ninguno de sus hijos se pierda para siempre. Son conocidos sus mensajes en la Salette ( 1846), Lourdes (1858) y Fátima ( 1917). Desde 1981, las apariciones marianas en Medjugorje (Bosnia Herzegovina), se han convertido en “fenómeno social”: atraen innumerables peregrinaciones, oficiales, ya, en al Iglesia. Van del mundo entero. Impactante el libro del periodista Jesús García, “ Medjugorje”, convertido en un best seller.
En la devoción española a la Inmaculada, destacaron sus mismos reyes, desde Wamba, a quien el XI Concilio de Toledo proclamó “Defensor de la Inmaculada Concepción de María”. Felipe III la nombró Patrona de todos sus Estados. En esta devoción, merecen sobresaliente los franciscanos y jesuitas. El Beato Juan Duns Escoto, del siglo XIII, es el “ gran defensor de la Inmaculada concepción de María”, llevado al cine. El Venerable Padre jesuita Tomás Morales, del siglo XX, exultaba: “¡la Inmaculada nunca falla!”.
La imagen de la Virgen Inmaculada la tenemos en el Arte. Está en todas las iglesias y en lienzos de prestigiosos pintores: Murillo, Ribera, Goya, Martínez Montañés, Rubens… y Sor Isabel Guerra. Su figura, la recogen páginas bellísimas de nuestra Literatura. La Inmaculada es la Patrona de la Infantería desde el milagro del Empel: el Tercio Viejo de Zamora, en la Guerra de los Ochenta Años, logró, impensablemente y en condiciones muy adversas, a la flota de Flandes en 1585, comandada por el almirante Hohenlohe-Neuenstein, quien dijo «Tal parece que Dios es español al obrar tan grande milagro». El patronazgo fue confirmado por la Reina Regente doña María Cristina de Habsburgo en 1892. El Papa Pío IX, mediante la bula “Ineffabilis Deus”, proclamó el Dogma de la Inmaculada Concepción de María Santísima, en 1854. El primer voto explícito en defensa de la Inmaculada fue el de “ Villapando y su tierra”, en 1466; también lo fueron el claustro de la Universidad de Salamanca, y Sevilla, que, desde el siglo XVII, celebra la fiesta; en 1918, erigió el monumento a la Inmaculada.