Permítaseme numerar lo que sigue para mayor claridad:
1. España tiene unos 47 millones de habitantes. Canarias, dos millones y cuarto.
2. El confinamiento está generando paro masivo, asfixia de empresas, e insostenible endeudamiento público, personal y familiar.
3. Todo eso lleva camino de destruir los cimientos de nuestra sociedad y matar mucho más que un virus que hasta ahora sólo se ha llevado por delante a uno de cada 4.000 españoles (en Canarias menos: a uno de cada 30.000 residentes).
4. Casimiro Curbelo ha declarado que si la situación socio-económica sigue en picado, quizá el Gobierno de Canarias se vea sin dinero para pagar a los funcionarios. Y que podría haber despidos y reducciones de sueldos.
5. En realidad el virus por sí mismo no ha matado a los fallecidos sino que en la inmensa mayoría de los casos meramente ha anticipado, y anticipará, en semanas o meses, la muerte de personas cuya expectativa de vida era o es de todos modos muy corta, aún sin el virus.
6. El Gobierno de España tiene 23 ministros, de los cuales al menos tres contrajeron la infección, es decir, uno de cada ocho.
7. Aplicando esa proporción al conjunto de la población española, la conclusión es que ya entonces al menos 6 millones de españoles, y 300.000 residentes en Canarias, habían contraído la infección. De estas personas, la mayoría la han superado y están inmunizados. Otros muchos la seguirán contrayendo, la superarán sin mayores problemas y también se inmunizarán.
8. Han pasado semanas desde que se conoció el positivo de Irene Montero y Carolina Darias. Es palmario que desde entonces el virus ha “visitado” el organismo de muchas más personas. Es decir, entre los curados y los aún infectados la suma se acercaría más bien a 10 millones de personas en España y a medio millón en Canarias.
9. No es estrictamente cierto que el COVID-19 sea especialmente virulento para los octogenarios por el hecho de serlo. La mayoría de las personas de entre 70 y 90 años, o las de cualquier edad, que contrajeron la infección, ni se han enterado o como mucho han tenido síntomas muy leves. Lo que importa no es la edad sino si el estado físico de los afectados es muy débil o no lo es. No es preciso ser un atleta ni un Superman. No es probable que ninguna persona con una salud psico-física mínimamente aceptable sea doblegada por esta pandemia. Ahora bien, es evidente que, a mayor edad, mayor probabilidad tenemos de que el virus nos coja “muy cascados”, es decir, con salud muy quebrantada, “entre algodones”. Es ley de vida.
10. Centrándonos en Canarias, nadie sensato puede pensar, salvo arrastrado por esta histeria colectiva, que ninguna de las siguientes actividades pueda perjudicar a nadie SI SE RESPETA LA DISTANCIA DE SEGURIDAD DE UN METRO:
a) Caminar por las playas, avenidas o ramblas de Las Canteras o Las Teresitas, ni en general por ninguna de los paseos, playas o calles de nuestros pueblos y ciudades.
b) Comprar en cualquier comercio o empresa lo que se necesite para la propia vivienda o para esas mismas empresas o comercios.
c) Visitar a los parientes o amigos respetando estrictamente la distancia de seguridad desde que se entra a las viviendas hasta que se sale de ellas.
d) Abrir los colegios, institutos y universidades, toda vez que ninguna persona joven y sana ha sido ni va a ser “devorada” por el virus. De los jóvenes que adquieran la infección la mayoría ni se enterará, otros tendrán síntomas muy leves y TODOS quedarán inmunizados.
e) Por prudencia, deberán extremarse las medidas de precaución (distancia y limpieza) si se visita, o se es visitado, por personas cuya salud sea muy precaria.
11. En consecuencia, considero que, puesto que por nuestro aislamiento geográfico lo que hagamos en Canarias no afectará al resto de España, el Gobierno de Canarias, los Cabildos, las asociaciones y federaciones de trabajadores y empresarios, los intelectuales y medios de comunicación, así como la ciudadanía en general, deben promover y exigir DE INMEDIATO lo siguiente:
a) Que en Canarias haya libertad para abrir todos los negocios y empresas, exceptuando, en principio durante sólo quince días más, los que por su naturaleza son proclives al
apelotonamiento de gente: bares, restaurantes, pubs y similares. Así como los actos públicos masivos.
b) Que todos los ciudadanos de nuestras islas recuperen sin restricciones la plena libertad para circular libremente por nuestras calles, parques, zonas rurales y en general, por todos los espacios públicos abiertos de todas y cada una de nuestras islas.
12. El turismo es nuestro pan. La noticia, en toda Europa, de la supresión en Canarias de este inútil, contraproducente y ruinoso confinamiento, será un mensaje de tranquilidad y una estruendosa propaganda para el progresivo y pronto retorno de los visitantes que en los últimos 60 años han sido la base de nuestro nivel de empleo y de nuestra calidad de vida.
13. Si el fin del confinamiento no es efectivo en Canarias antes de una semana (9 de abril), propongo a todas las asociaciones cívicas y agentes sociales que promuevan expresiones públicas masivas como podría ser que nos asomemos a las ventanas y balcones, o a la puerta de nuestras casas, a una hora determinada de cada día, por ejemplo a la una de la tarde, haciendo sonar pitos, calderos y cualquier medio de percusión o pancarta exigiendo el final de esta encerrona destructiva, inútil y antisocial.