El juez deniega la retirada del visado de Djokovic y ordena su liberación
Novak Djokovic gana el juicio en Australia. El juez Anthony Kelly ha ordenado su liberación tras denegar la retirada del visado, según confirma AFP. Aun así, el Gobierno del país podría cancelar la visa a través del ministro de Inmigración, impidiendo la entrada del serbio en el país durante tres años.
La sentencia, que se ha dado a conocer este lunes a primera hora española, pone fin a un asunto rocambolesco que ha mantenido al número uno mundial retenido en un hotel de Melbourne durante cuatro días mientras esperaba el visto bueno para poder permanecer en Australia. Djokovic aterrizó en el aeropuerto de Tullamarine el pasado 5 de enero, ya de noche en la capital del estado de Victoria.
Llegó en un vuelo procedente de Dubái, apenas dos días después de conocerse que la organización del Abierto de Australia le había otorgado una exención médica para poder disputar el primer Grand Slam del año, un torneo que Djokovic ha ganado en nueve ocasiones. La dispensa causó un enorme revuelo en la sociedad australiana, que la recibió en pleno pico de coronavirus y cansada por las numerosas restricciones impuestas por la pandemia. No se entendía que una persona que no podía demostrar estar vacunada pudiera acceder a uno de los países más restrictivos en ese aspecto. De inmediato se vio como un trato de favor, un movimiento de última hora para permitir la presencia del serbio en el torneo, pese a que desde octubre se le había advertido de que no podría jugar de no haber recibido al menos dos dosis de la vacuna. Las protestas crecieron y el Gobierno australiano se vio obligado a intervenir.
Al tomar tierra Djokovic las reglas parecían haber cambiado. Se informó de que había un problema en el visado del serbio para justificar su retención en el aeropuerto mientras el resto de sus acompañantes pasaban la frontera sin problemas. El balcánico fue conducido a una sala, se le quitó el teléfono móvil y se le interrogó por espacio de dos horas mientras la Policía de aduanas informaba de su situación al Gobierno del estado de Victoria y esperaba instrucciones. Djokovic pasó la madrugada de Reyes aislado en ese lugar, y ya por la mañana recibió la notificación de que su visado había sido cancelado.
Su expulsión definitiva quedó condicionada a la apelación de sus abogados, y ahí es donde quedó fijada la vista que ahora ha resuelto el caso. Djokovic, entonces, fue trasladado al Hotel Park de Melbourne, lugar utilizado por el Gobierno para mantener a refugiados y solicitantes de asilo, y que en su día también fue el hogar de personas en cuarentena.
El estado del hotel también fue motivo de disputa. Según denunciaron en el pasado varios de sus inquilinos, la comida no cumpliría con las condiciones sanitarias mínimas. Algunos llegaron a colgar imágenes donde se podían ver gusanos, trozos de pan con moho e insectos en la habitación. Con todo, los intentos de sacar a Djokovic de allí y trasladarlo a otro lugar, en el que además pudiera entrenar, no surtieron efecto. El Gobierno australiano se mantuvo firme con el futuro del jugador pese al aluvión de críticas y al riesgo de un conflicto internacional con Serbia, que puso a todo su aparato diplomático a trabajar al conocer la suerte de su héroe nacional.
Más beligerante, incluso, se mostró la familia del tenista. Encabezados por Srdjan, el padre de Djokovic, montaron movilizaciones ciudadanas y convocaron ruedas de prensa incendiarias para clamar por la libertad del jugador. El mundo se dividió entre los que apoyaban el derecho de Djokovic a no vacunarse contra los que defendían la necesidad de Australia de tomar medidas para combatir el virus. Esa batalla aún durará más tiempo.