Arena, sol y mar.... El verano es genial en Madeira (y Porto Santo)
Dentro de las diferentes formas en las que se puede conocer a Madeira es mirando al mar o desde el mar. El color azul rodea el archipiélago, brindando una serie de experiencias acuáticas (y refrescantes) para el visitante, pero también las playas son auténticos rincones para disfrutar con el mar.
En Madeira existen dos tipos de playas: las de grava volcánica y arena negra, predominantes de norte a sur en la isla de Madeira, distintivas del paisaje por el sonido y el color del canto oscuro y brillante en combinación con la blanca espuma de las olas y el azul del mar. Calhau de Lapa; Playa de Laje – Seixal; Playa de Fajã dos Padres – Fajã dos Padres o Playa de Anjos – Madalena do Mar son solo algunos ejemplos de los auténticos arenales de la isla de Madeira.
Junto con la extensa playa de arena de 9 kilómetros de Porto Santo, “la isla dorada”, reconocida como el mejor destino de playa de Europa en la última edición de los “Best European Destinations” y que también destaca por sus propiedades terapéuticas, hay otras playas que varían en tamaño en función de la marea como el caso de Prainha; situadas cerca de las ciudades como la de Funchal, Machico y Santa Cruz o solo accesibles por barco. Otras playas como la de Calheta o Porto do Seixal también son bellas postales de viaje.
También los complejos balnearios en diferentes puntos de la costa garantizan otra forma de disfrutar del destino con su fácil acceso al mar a través de escaleras y otras infraestructuras como balnearios, soláriums, piscinas, cafeterías o espacios recreativos, y vigilancia (como los que hay en Ribeira Brava, Ponta Gorda o Porto Da Cruz) y las piscinas naturales, un referente en la isla. Porto Moniz (Playa con Bandera Azul), Cachalote, Seixal y Doca do Cavacas o Poças do Gomes están compuestos por rocas volcánicas donde el agua del mar ha entrado, formando charcos de agua salada perfectamente equipados y acomodados para vivir una auténtica experiencia madeirense.
La “Hawai del Atlántico”
Una de las actividades que uno no puede ni debe perderse si está en la playa es el avistamiento de cetáceos. Ballenas y delfines surcan los fondos marinos del océano Atlántico que en las costas de Madeira alcanzan los 3.000 metros de profundidad, y cualquiera puede ser el afortunado de cruzarse con ellas en Machico, Funchal, Faja dos Padres, Ribeira Brava o Calheta. Un momento que también puede aprovecharse con un paseo en barco por la costa madeirense, entre islas, con el olor a océano y estas bellas compañeras de viaje.
Los aficionados al buceo cuentan con escuelas, con botella o apnea, para disfrutar de la inmersión en el mundo submarino. Con una temperatura del agua entre los 18º y los 24º y 40 metros de profundidad, la isla de Porto Santo se erige como un gran destino en el archipiélago por su rica biodiversidad y fauna marina con puntos interesantes para su práctica del buceo con barcos que fueron hundidos a propósito para ello a 30 metros de profundidad. El barco “Madeirense”, hundido en 2001, o la “Corbeta General Pereira d’Eça”, hundida en julio de 2016 son ejemplos de ellos. También, dentro de la red de áreas marinas protegidas, a 22 metros de profundidad, Baixa do Cotrim permite el acceso a varios bancos de peces.
Machico, Achadas da Cruz, Ribeira da Janela, Porto da Cruz, San Vicente y Jardin do Már son los mejores destinos en la costa madeirense para los amantes del surf, especialmente destacados por los paisajes volcánicos que rodean las playas, sus olas y el “line up” que facilita el camino y la circulación de los surfistas hacia el mar. La mejor época para la práctica de este deporte se extiende entre septiembre y mayo, y de noviembre a enero especialmente, aunque el clima templado de la isla y la temperatura del mar (entre 18º y 24º) hace posible surfear prácticamente todo el año en la que se conoce como el “Hawaii del Atlántico”.
Además del windsurf, también es posible “caminar sobre las aguas” con el Stand Up Paddle o Paddle surf o experimentar el paso en canoa en las aguas tranquilas de Garajau, al sur de la isla. La pesca deportiva en fondos de 1.000 metros de profundidad es posible también en estas aguas con rutas migratorias y varias especies de atunes como el atún blanco, rabil o el atún rojo, además del tiburón azul, tiburón martillo, barracuda, bonito y pez espada.