Quizás, la palabra o término o vocablo “quizás” sea la palabra-concepto-idea de la tolerancia, de que quizás, un juicio sea cierto o solo medio cierto o medio erróneo…
Quizás, el concepto-idea-representación mental y cognoscitiva, del “quizás” sea el reflejo de la liberalidad mental, de la tolerancia mental y de la libertad mental. Ese quizás, no pone al otro, bajo la espada horizontal o vertical o la pared o el suelo. Ese quizás, deja al otro, interlocutor, sea individuo o colectivo o grupo, que quizás, él que está emitiendo un juicio, o, el que recibe un juicio, el emisor y el receptor, ambos se pueden entender. Y, que el emisor, quizás lleve en parte razón, y, en parte no, y, que el receptor, puede completar y complementar la información que le están indicando…
Quizás, sí quizás, sea la palabra que hoy tanto necesitaríamos en nuestro foro público y privado. Porque ese quizás, podría llevarnos y llevarles a sentarse a una mesa a negociar, negociar todo o casi todo. Y, no una parte imponer todo a otra parte, que puede ser, por otro lado, demográficamente la más grande en número, una menor parte, por los artilugios de las representaciones democráticas y de votos, puede ser que la menor se impone sobre la mayor, si se suman todas las mayorías…
A final de cada año, cada ciclo temporal de año, en los medios de comunicación, nos cuentan y recuentan las palabras nuevas que la RAE ha aprobado, o los nuevos matices que ha otorgado a las palabras ya antiguas. Por lo tanto, el español tiene un reto enorme, que si se aprueban palabras suramericanas que debe hacerse, palabras en español, nosotros no las entendemos. Pero esas palabras van calando aquí en la Península y allí en América, un viaje y un puente de intercambios. Pero al mismo tiempo, vienen nuevas palabras de todos los horizontes.
Y, en estos días se ha indicado que el DRAE, Diccionario oficial de la Real Academia Española, dispone de noventa mil palabras. Cada palabra, a mi entender, por lo general es una idea o una metáfora o un concepto o una realidad… Nosotros los que escribimos palabras, en definitiva, ideas-conceptos-símbolos-signos-metáforas, sabemos que debemos reducir el número, porque si no, una parte de la población no entendería el mensaje… Quizás, no pasemos de diez mil palabras –y, con solo una o dos acepciones-, al menos, en los textos de los artículos de opinión. Con diez mil palabras tenemos que sintetizar todo el mundo interior y exterior, individual y colectivo de millones de personas. Porque nuestro fin es que los humanos lleguen a más realidad, la realidad, lo real, cuánto me recuerda a Zubiri, en este concepto. Aquel Zubiri de mi juventud… -que hoy supongo solo cuatro recordamos, aunque tiene una Fundación, Fundación Zubiri –aquel que en sus conferencias se llenaban los salones hasta las puertas, o, eso decían…--.
Bueno, en este viaje por el articulismo, que ya saben voy haciendo me he encontrado, una columna del polígrafo y polifacético Álex Grijelmo, titulada Elogio del quizás, que supongo publicó en El País, pero que no conozco fecha, ni día, ni mes, ni año. Al final, diríamos en las etapas de principio de la vida, se llenan los horizontes de posibilidades, cuándo se va llegando al término del existir, en este mundo, se juntan los horizontes del pasado, mezclándose unas realidades y otras, unos recuerdos y otros, unas imágenes y otras, unas palabras y otras…
Debo reconocer, que siempre, nadie se rasgue la corbata, siempre he pensado que las palabras son un modo y medio de comunicación bastante primitivo, creo que es muy imperfecto, sin negar todos los matices y riquezas que dispone. Pero de momento no tenemos otro u otros. El lenguaje matemático que es también un lenguaje, en su temática es muy profundo, y, de momento creemos que es menos equívoco. El lenguaje visual lineal, digamos de dibujo realista, geométrico o no, es en sí, al menos parece más preciso.
Pero el lenguaje de palabras, al producir tantas posibilidades, es o puede ser muy equivoco. Entre las siete mil lenguas existentes que se creen existen, pues hay un mar de términos, que si buscásemos en su interior, quizás, algunas no solo nos llevarían a las lenguas indoeuropeas, sino me pregunto y les pregunto, si no llegarían al primer neolítico, incluso a la prehistoria –me pregunto, si alguna vez, encontrarán un vocabulario mínimo de palabras de la prehistoria, supongo en cada zona sería diferente, un vocabulario mínimo de raíces que nos lleve a la prehistoria, quizás deberían buscar la palabra madre, mater…-.
Podría decirse que existen dos tipos de seres humanos, los que utilizan el quizás, con cierta frecuencia, y, aquellos, que apenas utilizan el quizás. Nadie puede vivir y sobrevivir, hoy en día, ni nunca, si el quizás, la duda metódica se convierte en su forma de hacer y actuar y pensar y hablar. Porque si hiciese ese procedimiento no podría hacer nada, la duda dubitativa constante no le permitiría hacer o actuar o hablar o decir o... Por tanto, el quizás, debe ser mesurado, racional, prudente, moral… pero creo, que en mi sociedad ahora, ahora en mi sociedad falta mucho quizás, de verdad sentir el quizás, de verdad utilizar el quizás… y, hemos caído en fanatismos del lenguaje, de los gestos, de las palabras, de los signos, de las intenciones… que no sé, no sé dónde nos llevarán.
Por eso, creo que deberíamos volver al quizás, y, en medio leer, pensar, reflexionar, meditar los artículos de Álex Grijelmo, porque aprenderá mucho, si mucho, no solo de las palabras, sino lo que las palabras dicen de usted, de su corazón y del corazón de los demás. Paz y bien.