ÚLTIMA HORA

ADIÓS 2024

Óscar Izquierdo

Presidente de FEPECO - Federación Provincial de Entidades de la Construcción de Santa Cruz de Tenerife

Acaba un año y es bueno hacer balance con el fin de sacar consecuencias, unas para aprender, porque siempre estamos en ese estado de permanente enseñanza a través de los acontecimientos cotidianos que nos suceden; otras para superarnos, ya que el esfuerzo por mejorar tiene que ser constante, aunque la mayoría de las veces es costoso; también, para planificar lo que puede hacerse en el futuro, ya sea cercano, medio o lejano, con las tareas asignadas para rehuir sorpresas y por último, para evitar que vuelvan a suceder errores cometidos, fallos detectados o malos hábitos que no se consiguen erradicar. Adiós, es una interjección que se emplea como fórmula de despedida y que también puede expresar decepción, sorpresa, incredulidad o la irreparabilidad de un daño.

Desde luego el presente año quedará marcado para la historia de España, Valencia y de muchísimas personas, afectadas directamente o solidarias, por el drama de lo sucedido en esa zona levantina. Puede resumirse, con gran dolor, en lo que dijo un vecino, "Ni me quedan lágrimas, ni me queda nada", hoy en día, todavía se trabaja por asimilar, entre el barro y los escombros, lo que pasó, como aconteció, por qué la virulencia del fenómeno meteorológico y cuantas preguntas sin respuestas, pero con mucha rabia, sobre cómo se gestionó, desde la responsabilidad de la gobernanza política, un momento de emergencia de tal envergadura. Es el fracaso clamoroso de la gestión y responsabilidad pública como servicio al ciudadano.

La migración, por la frontera sur de la Unión Europea, que somos las Islas Canarias, ha seguido aumentando trágicamente, recibiendo diariamente a cientos de personas que básicamente están buscando poder vivir mejor, reconstruir con porvenir sus expectativas vivenciales, allí donde entienden que pueden conseguirlo. Detrás dejan todo, si algo tienen, pero desde luego seguro a la familia, con el dolor incorporado e inmenso que ello supone. Son espeluznantes, dolorosas e inhumanas, las imágenes que, por su frecuencia, ya parece que no son noticias, de pateras que llegan, algunas dejando muchos cadáveres en el mar del Atlántico, sin conseguir el sueño que añoraban. Lo que se ha demostrado fehacientemente, es el descalabro de la solidaridad territorial del Estado de las Autonomías, mirando todas para otra parte, sin percatarse, adrede, que hay que colaborar, porque es un problema que afecta a toda España y no sólo a las ocho islas cercanas al continente africano. También es muy lamentable la respuesta de la Unión Europea que, por cierto, continúa ciega ante la avalancha de personas a las que hay que atender, acoger y diligenciar humanitariamente por su confín sureño. Otro revés de la política, que no da respuestas adecuadas, concretas, suficientes y particularizadas.

Bastan estos dos asuntos, tan cercanos, sobrecogedores, para reiterar la desafección que se merecen la mayoría de los políticos, de todas las ideologías o partidos políticos, por su inoperancia, a saber, la falta de eficacia en la consecución de los propósitos o fines a los que se tienen que dedicar y por lo que cobran suculentos sueldos, dietas y demás prebendas que llevan incorporados o aparejados los cargos que ocupan. Eso si es verdad que lo hacen a la perfección, vivir requetebién. Llevan a rajatabla la maléfica sentencia del filósofo Friedrich Nietzsche, “el egoísmo es la esencia misma de un alma noble”.

Seguimos igual, lo que significa que estamos peor. Este año se ha demostrado una vez más, que hay ocupaciones como es la política, que está apoderada, totalmente acaparada, incluso secuestrada por ineptos o ineptas, que no son útiles a nada, ni a nadie. Hacen daño.

Oscar Izquierdo

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