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MARRUECOS CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO Y LA HAMBRUNA

Abdel-Wahed OUARZAZI

Profesor de economía, analista geoeconómico, área MENA

Los efectos del cambio climático están incrementando el nivel de inestabilidad política mundial con efectos contrarios a la cooperación internacional, precipitando desequilibrios geopolíticos en África, sobre todo, y en un momento de alta agitación.

El compromiso del Reino de Marruecos con el medio ambiente y con el desarrollo sostenible se aborda desde una perspectiva derivada de la intersección entre geoeconomía y geopolítica.

En efecto, Marruecos pretende reconvertir el modo de producir y de concebir la producción agrícola e industrial en base a la economía verde. Lo que no siempre es fácil. Pues constituye una acción política que suele entrar en conflicto con el sistema geoeconómico y geopolítico internacional. El tránsito hacia esta economía se resume, además de la producción de renovables, en el tratamiento de aguas y desechos domésticos, industriales y agrícolas o en el uso de materia prima y bienes biodegradables. Procesos que implican la eco-innovación o fabricación de productos no contaminantes y la eco-concepción o diseño verde de los mismos.

El gobierno marroquí ya había autorizado en 2021 al grupo OCP, primer productor y exportador de fertilizantes fosfatados a nivel mundial, a crear dos filiales de economía verde para la descarbonización del país. Se trata de la OCP Green Water y OCP Green Energy que atenderán las necesidades de agua, reciclada y desalinizada, y de electricidad verde. Un año después, el 3 de diciembre pasado, OCP presentaría su macro programa de inversión verde, 2023-2027, como respuesta a las orientaciones indicadas por el Rey Mohamed VI en 2009 con vistas a transitar hacia la creación y el uso de las renovables al 100% para el año 2050.

La OCP prevé una inversión de 13.000 millones de euros en renovables con vistas a crear y utilizar energía verde (eólica y solar) en la extracción del mineral para descarbonizar la producción del fosfato y sus derivados. Además, el Grupo se iniciará, a través de sus filiales, en el negocio del hidrógeno verde y de fertilizantes verdes. Con ello implementaría la eco-innovación o procedimiento extractivo verde y la eco-concepción de fertilizantes ecológicos. Una iniciativa con la cual la OCP cubrirá, además de su propia demanda, varias zonas del Reino. De hecho, este Grupo ya es miembro de la Plataforma Europea del Fósforo Sostenible (ESPP).

No es casualidad que fuera la OCP, grupo empresarial de ente público, pionero en esta iniciativa. Pues se convertirá en modelo y guía para las demás empresas, nacionales e internacionales, en la implementación integral de la economía verde en el país. Marruecos exigirá cada vez más a las empresas e instituciones su implicación para contribuir a crear ecosistemas verdes. De momento, más de 600 empresas industriales nacionales se implicarán en este proyecto estimando la creación de 25.000 puestos de trabajo directos e indirectos.

El uso de las renovables mejorará la competitividad de las empresas en general en base a los costes bajos de estas energías y, de facto, obtener mejores beneficios. Además de situar al país en la cima de la lucha contra el cambio climático.

La invasión rusa de Ucrania no ha hecho más que precipitar acontecimientos y poner al descubierto el atraso europeo en la generación de las renovables y, sobre todo, la dependencia africana del exterior en lo que respecta los granos. Al tiempo nos ha desvelado la fragilidad del orden mundial dominante, hoy en decadencia inminente. Y cuyas consecuencias está pagando, paradójicamente, África, el continente que menos contamina.

Implementar las renovables como lo está haciendo Marruecos es fortalecer la seguridad energética del país. Consciente de todo ello, Marruecos tomó las riendas del asunto a tiempo, al igual que hizo en su momento con el Covid-19, para sacar fuerzas de la flaqueza y ser políticamente resiliente.

Por otro lado, resulta evidente que la escalada bélica en el corazón de Europa no garantiza ni granos ni fertilizantes ni precios asequibles a corto y medio plazo. Es por ello que, para el año nuevo 2023, Marruecos aumentará la exportación de fertilizantes. Prevé destinar, a través del Grupo OCP, 4 millones de toneladas de fertilizantes fosfatados para asegurar la alimentación en África. Lo que supone el doble de lo suministrado en 2021. Este grupo estatal marroquí, líder mundial en nutrición vegetal y fertilizantes fosfatados, asiste desde hace años a más de 44 millones de agricultores beneficiarios en todo el continente con el fin de aumentar el rendimiento agrícola y reducir la hambruna. Una ayuda que incluye la formación y la consolidación de las capacidades de estos agricultores.

A nivel mundial el país magrebí suministra fertilizantes, tan necesarios para la agricultura, además de África, a América Latina y Asia. Exportaciones que combinan precios bajos con donaciones altruistas. De ello se han beneficiado recientemente, Etiopía (50.000 Tn), Senegal (25.000 Tn), Ruanda (15.000 Tn) y Mauritania (5.000 Tn).

África es consciente de que no debe depender del exterior para su alimentación. Y así lo confirmó la Cumbre de Dakar 2, que tuvo lugar entre el 25 y 27 de enero, en la que el Banco Africano para el Desarrollo se ha comprometido a aportar 10 mil millones de dólares para convertir el continente en el granero del mundo. Una iniciativa a la que Marruecos está llamado a contribuir en gran medida por su gran experiencia agrícola y por ser exportador mundial de fertilizantes.

Es así como el Reino de Marruecos se da a sí mismo una función trascendental en sus relaciones internacionales a través de acciones proactivas. No sólo para servir a sus legítimos intereses sino también para atender las necesidades de los demás. Y esa es la clave de su, cada vez más fuerte, posicionamiento en la escena internacional. Esta vez, haciendo de las renovables una economía verde y de la lucha contra la hambruna un potencial geoestratégico de primer orden.

Como potencia emergente, Marruecos aspira a liderar, sin complejos, no sólo la lucha contra el cambio climático sino también contra la inseguridad alimentaria y la hambruna en África.

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