La Avenida de los Campos Elíseos es la calle más importante de París. Impresionante en su anchura de 70 metros si la comparamos con la de las grandes avenidas de otros países del sur de Europa, su longitud ronda los 2 km.
Las avenidas anchas y rectas son propias de la sociedad barroca, y la Avenida de los Campos Elíseos que tomó forma en ese tiempo es un ejemplo de ello. La calle recta permitió recorrer y observar el entorno y los edificios de una manera más profunda.
Muchos artistas se inspiraron en la Avenida de los Campos Elíseos de París a la hora de elaborar sus creaciones.
Además, la avenida tiene mucha historia. Por ejemplo, en agosto de 1944, en la parte final de la Segunda Guerra Mundial, la 9ª Compañía de la 2ª División Blindada de la Francia Libre, la División Leclerc, formada prácticamente por republicanos españoles en el exilio, fue la primera en entrar en París y en liberarla del yugo nazi, bajo el mando del teniente Amado Granell, nacido en Burriana (Castellón). Las imágenes de la toma de París por parte del ejército francés y de las celebraciones posteriores están vinculadas a la avenida.
Al recorrer la Avenida de los Campos Elíseos de París, uno se tropieza con cafés, teatros, tiendas de lujo, edificios impresionantes e imponentes. Poco importa, porque lo más trascendente de esta avenida está en dos puntos concretos, su inicio y final.
Escogemos como punto de inicio el norte de la avenida, situado en el Occidente, y como punto final el sur de la misma avenida, ubicado en el Oriente.
En el punto de inicio de la Avenida de los Campos Elíseos, se encuentra la Plaza Charles de Gaulle, que acoge el Arco del Triunfo de París.
El Arco del Triunfo de París forma parte de los monumentos nacionales franceses que poseen una carga histórica de tono elevado.
El Arco del Triunfo parte de un decreto imperial de Napoleón Bonaparte de 1806. Napoleón ordenó la construcción de este arco triunfal con el objetivo de perpetuar la memoria de las gestas militares de los ejércitos franceses. Napoleón, tras la victoria de sus ejércitos en la Batalla de Austerlitz (1805), les prometió a sus hombres: “Volveréis a casa bajo arcos triunfales”.
A los pies del Arco del Triunfo, se encuentra la Tumba del Soldado Desconocido de la Primera Guerra Mundial, con una inscripción: ICI REPOSE UN SOLDAT FRANÇAIS MORT POUR LA PATRIE 1914-1918 (“Aquí yace un soldado francés muerto por la Patria 1914-1918”).
Una llama que permanece impasible en el lugar se reaviva cada día a las seis y media de la tarde en punto. Es rarísimo que alguien altere el horario de esta ceremonia, porque en Francia la puntualidad es una de las tarjetas de presentación en sociedad.
En el Arco del Triunfo, aparecen varias listas de nombres de cerca de 700 personas, muchos de ellos figuras de la Revolución francesa (1789-1799).
Tras recorrer la ajetreada Avenida de los Campos Elíseos con sus cafés, teatros, tiendas, llegamos a su otro extremo. Allí se encuentran el Jardín de los Campos Elíseos y la Plaza de la Concordia.
El nombre Campos Elíseos de la avenida y el jardín tiene su origen en la mitología griega. Campos Elíseos era la denominación que recibía en Grecia la morada de los héroes muertos con almas virtuosas.
La Plaza de la Concordia, que se encuentra después del jardín, se halla coronada por el obelisco de Luxor y rodeada de palacios y edificios majestuosos.
El obelisco de Luxor fue traído desde el propio Templo de Luxor de la antigua Tebas (Egipto). Entre los jeroglíficos que decoran todas las caras del obelisco, llama la atención el cartucho de Ramsés II, en el que el rey hace una ofrenda al dios de la creación llamado por los egipcios Amón-Ra.
La Plaza de la Concordia también tiene una fuerte carga histórica. Fue el lugar de reunión del periodo revolucionario francés, sobre todo cuando la guillotina estuvo instalada allí. En la plaza, fueron ejecutados Luis XVI y María Antonieta.
La Plaza de la Concordia, además, fue la plaza donde en agosto de 1944 se consumó la toma de París, por parte de la famosa División Leclerc, formada por republicanos españoles. Tras dominar la zona del Arco del Triunfo y el Ayuntamiento de París, con sus vehículos llamados Madrid, España cañí, Jarama, Ebro, Teruel, Guernica, Belchite, Guadalajara, Santander, Brunete y Don Quijote, esta división de republicanos españoles consiguió controlar la Plaza de la Concordia y liberar definitivamente a París de los nazis.
Visitar París, una ciudad que fue fundada hace más de 2.200 años y que cuenta con una población actual de unos 2.300.000 habitantes, es de obligado cumplimiento.
La ciudad tiene un atractivo enorme, con decenas de maravillas difíciles de adjetivar: el río Sena, la Torre Eiffel, el Jardín de las Tullerías, el Palacio de Louvre, la Plaza de los Vosgos o Plaza Real de París, el Palacio de Luxemburgo, la maltrecha Catedral de Notre Dame...
Sin embargo, nada de toda esa grandeza a mi modo de ver supera a la Avenida de los Campos Elíseos, avenida que condensa la historia de Francia de los últimos siglos. Un paseo sosegado por la avenida, de extremo a extremo y prestando especial atención a su inicio y final, es la mejor manera de descubrir el pasado más reciente de la ciudad, de Francia, de Europa y del mundo.