En un reciente artículo, Arturo Pérez-Reverte hacia referencia a las personas que acudian al restaurante "la Munich" de Buenos Aires, escribiendo que a las señoras se las podia llamar así, señoras, sin que a uno "le diera la risa floja". Si extrapolamos y comparamos eso a algunas de las señoras, desde treitantonas hasta setentonas, que actualmente se dedican a la política en España, varias ocupando cargos importantes, a más de uno le entraria ese tipo de risa. Y no digamos con unos determinados señores, sin excepción, de todo el espectro polítco, pero entre los cuales algunos populistas de ocurrencias maravillosas y con repetidas muestras de su especial educación y conocimientos de ortografía se llevan la palma, no sólo de la risa floja, sino de una sonora carcajada tras orir que se les denomina así.
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