CORONAVIRUS
Los chinos se encierran: "Los españoles no entienden el virus y nos dan miedo"
“Los chinos que viven en Madrid tienen miedo de los españoles, por eso están cerrando casi todas las tiendas”, avisa Dawei, comerciante en el barrio de Usera de Madrid, el China Town español. “Hace un mes tenían miedo de los chinos que iban a sus restaurantes después de volver de las vacaciones de Año Nuevo; ahora a quien no quieren ver es a los españoles. Por eso han vuelto a encerrarse en sus casas. Hay gente de mi pueblo que lleva en España 30 y 40 años pero nunca habían cerrado el restaurante. Ahora lo tiene cerrado”, prosigue este comerciante.
La comunidad china, por decirlo llanamente, está escandalizada con la gestión de la crisis del coronavirus que está haciendo el gobierno español y con la tranquilidad con la que se lo toma la mayor parte de la población. No comprenden como millones de personas en la capital se mueven de un lado al otro tan tranquilamente, en metro y autobús, sin guantes ni mascarillas.
“En España va a pasar lo que en Italia, que hasta que no se colapse el sistema sanitario la gente seguirá pensando que no pasa nada. Y sí pasa, y los chinos lo han vivido en su propia piel tanto por familiares como amigos. Y por eso están cerrando, para prevenir. Algo que España está haciendo tarde”, se queja Lei, empresaria china de alto nivel. En su opinión, las autoridades españolas no han recomendado ya el uso de mascarillas por un motivo que esconden: porque no hay suficientes en el mercado para toda la población. "La mayoría las acumuló China hace meses", dice.
La comunidad china confirma que los grupos de Wechat, el equivalente a WhatsApp que usan los chinos, hierve con críticas al Gobierno de Pedro Sánchez. “Los chinos nos informamos por Wechat y por páginas web chinas. Y ahí lo que se dice es que España es un país muy afectado y que Madrid está lleno de infectados. Hay mucho pánico. Hace tiempo que han dejado de coger el Metro por ejemplo”, indica Dawei.
En esta pandemia global, los chinos están adelantando los movimientos que luego sigue el resto del mundo
La mayoría de los más de 200.000 chinos que viven en España se informan por los medios de comunicación de su país, que llevan meses informando sobre la gravedad de la amenaza sanitaria y, en las últimas semanas, sobre la firmeza con la que su gobierno ha combatido la crisis frente a la falta de decisión y valentía de los gobiernos y sociedades europeas. "Aunque estemos físicamente aquí, tenemos siempre un pie allí", explica la dueña de un restaurante que ha decidido cerrar "por miedo al virus". "Los españoles no entienden la enfermedad y nos dan miedo".
Sin ir más lejos, el diario 'Global Times', la versión en inglés del 'Diario del Pueblo' chino, hurga en la polémica con un artículo en el que califica de "tardía" la reacción del gobierno de Pedro Sánchez. El diario, portavoz del Partido Comunista Chino, afea a España haber empezado a tomar medidas de prevención y control una vez la cifra de contagios se ha multiplicado por diez en pocos días, y recoge el dilema de algunos residentes chinos entre quedarse en España o regresar temporalmente a su país.
Siempre un paso por delante
En esta pandemia global los chinos están adelantando los movimientos que luego sigue el resto del mundo. Y no solo en China, también en España. Primero cerraron sus negocios durante quince días para someterse a una cuarentena voluntaria, y ahora han acudido a los supermercados asiáticos a abastecerse cuando en Madrid nadie se imaginaba la histeria por hacer acopio de víveres y papel higiénico que se está viviendo desde el lunes. Los rumores extendidos entre la población española dicen que la embajada china les ha obligado a cerrar. "Esto es una tontería. No nos ha obligado nadie. Cerramos porque estamos asustados", comentan.
“Los chinos vaciaron los supermercados más de una semana antes de que los españoles vaciaran el Mercadona”, explica Dawei con cierta sorna. “La diferencia”, le secunda la empresaria, “es que los chinos se han puesto las pilas con más antelación. Desde que Madrid iba por los 160-170, ya empezaron a alarmarse, mientras que los españoles han esperado hasta los 1.000. La diferencia es de solo unos días, pero puede ser crucial. Eso lo sabremos dentro de 14 días”.
En la calle el cierre de la comunidad china no es total, pero va camino de serlo. Muchas tiendas y restaurantes sencillamente tienen la puerta cerrada. Otros avisan con un cartel: “Vacaciones por 1 mes. Es inaudito para un ciudadano chino tomarse un mes de vacaciones, pero lo hacen por miedo a sus clientes y por un sentido de responsabilidad. Los pocos que permanecen abiertos se parapetan tras un gran plástico transparente sobre el mostrador y cubiertos con mascarillas. “Yo cierro la semana que viene”, explica una vendedora china en el barrio de Tetuán.
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Parece que China saldrá reforzada de esta crisis del coronavirus como uno de los países más responsables y preparados para afrontar una catástrofe sanitaria. Y eso a algunos chinos como Dawei les parece injusto. “En Wuhan han faltado camas para mucha gente y las autoridades han obligado a gente enferma a quedarse en sus casas con sus familiares. Así han muerto muchos, en casa, sin ningún médico que les tratara y sin medicación. En eso no se fija nadie”.
En el polígono de Cobo Calleja, el centro logístico de la comunidad china en España, la actividad ha quedado paralizada. Los restaurantes, que suelen dar cientos de comidas al día, están prácticamente vacíos. "El gobierno chino es fuerte, pero aquí son muy débiles y va a tener problemas mucha gente", asegura el propietario de una cafetería de la zona. La mayoría de los almacenes aún tienen mercancía, pero escasean los clientes, tanto españoles como chinos.
"La gente no viene porque tiene miedo, pero el problema no somos los chinos. El problema ahora son los españoles", asegura un empresario de Zhejiang que lleva quince años en el país. "Si te fijas, aquí todos los chinos llevan máscara, pero los españoles no", insiste. En muchas tiendas de moda se cubre la "ruta del coronavirus" casi completa. El material viaja de China a Toscana (Italia), donde se cose, y posteriormente se envía a Madrid. Pasa por tres focos de contagio, aunque los mayoristas que aún mantienen los negocios abiertos aseguran que está todo perfectamente higienizado.