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Brujas y hechiceras visitaron El Museo Canario en la noche de San Juan

Canarias Noticias - 24/06/2020

El Museo Canario se sumó este martes a la celebración de la festividad de San Juan con la visita temática “Entre brujas y papeles: ritos, conjuros y hechizos en el archivo de la Inquisición de Canarias”. El acto, enmarcado en el programa mensual “Una Noche en el Museo”, estuvo dirigido por el archivero Fernando Betancor Pérez, quien mostró a los visitantes una selección de documentos procedentes del archivo de la Inquisición de Canarias, que se conserva en esta institución. A través de estas piezas documentales, fechadas entre los siglos XVI y XVIII, puede documentarse el carácter histórico que presenta la conmemoración del día de San Juan, así como la relación que esta festividad tiene con la actividad genérica desarrollada por las hechiceras y brujas en Canarias a lo largo de la Edad Moderna.

 

El regreso de El Museo Canario a las actividades con público resultó un éxito rotundo. Todas las plazas disponibles quedaron reservadas pocas horas después de ponerse a la venta, de manera que la institución de Vegueta anunció que la visita se repetirá este viernes, 26 de junio, a las 18:00 h, también con las explicaciones de Fernando Betancor.

 

El archivero de El Museo Canario centró su visita este martes en tres objetivos principales: dar a conocer el carácter histórico que tiene la celebración del día de San Juan en nuestro archipiélago, subrayar el papel que la hechicería y la brujería tuvieron en la configuración de la cultura popular canaria, y divulgar la documentación que integra el archivo del Santo Oficio canario, uno de los más completos y mejor conservados de los generados por los distritos inquisitoriales hispanos.

 

Los visitantes pudieron comprobar que la historia de la brujería y, especialmente de la abundante hechicería, tiene en el archivo de la Inquisición de Canarias una fuente de información única e ineludible. A la vista de la selección de edictos, denuncias, testificaciones, acusaciones, moniciones y sentencias, conocieron el rico corpus documental a través del que puede ser analizado un interesante proceso histórico que tiene como telón de fondo los hechizos, los conjuros y los maleficios. Pero bajo esos encantamientos y sortilegios se esconde toda una realidad sustentada en un complejo conjunto de relaciones sociales y económicas. Como explicó Betancor, «la lectura detenida de los documentos generados por el Santo Oficio canario nos llevará a abandonar la idea de que la brujería y la hechicería fueron actividades excepcionales, llevándonos a considerarlas componentes básicos de la cultura popular de nuestras islas».

 

La magia en la noche de San Juan.

 

La noche de San Juan ha estado siempre vinculada a mágicos rituales a través de los que conseguir la fortuna, el dinero y el amor. Saltar sobre el fuego de la hoguera, darse un baño nocturno, encender dos velas rojas, etc., son algunas de esas prácticas que todavía en la actualidad continúan ejecutándose durante esa noche, que es, además, una de las más cortas del año. Esa concepción mágica del día de San Juan es ancestral, entrecruzándose en ella los ritos paganos que eran celebrados con motivo del solsticio de verano –21 de junio– con la tradición cristiana.

 

Históricamente, y de manera específica a lo largo de la Edad Moderna, Canarias no quedó al margen de la celebración de estas actividades fantásticas la madrugada del 24 de junio. Algunos de los primeros testimonios escritos relativos a la celebración de este tipo de ritos sanjuaneros podemos localizarlos entre los documentos generados por la Inquisición. Esto no ha de resultar extraño si tenemos en cuenta que fue el Santo Oficio la institución que luchó sin descanso contra cualquier comportamiento supersticioso, como la adivinación, el ocultismo o la hechicería, que fuera sospechoso de enmascarar actividades heréticas y contrarias a la ortodoxia religiosa.

 

Brujería y hechicería en el archivo de la Inquisición

 

La actividad mágica no se circunscribió en Canarias a los ritos organizados la noche de San Juan. Muy al contrario, la hechicería, la adivinación y el curanderismo, y en menor medida la brujería, formaron parte de la cultura popular en el archipiélago desde fechas muy tempranas. Buen testimonio de ello son los casi 400 procesos conocidos por los inquisidores y las numerosas testificaciones recogidas que tuvieron en este tipo de delitos su punto de partida entre los siglos XVI y XVIII. Hoy, junto al resto del archivo del Santo Oficio canario, esta masa documental se conserva en el centro de documentación de El Museo Canario, constituyendo, además de una muestra de la actuación represiva emprendida por el tribunal, una fuente básica para el estudio de la brujería y la hechicería en el archipiélago.

 

Tomando como punto de referencia los documentos conservados, es cierto que, por regla general, no asistiremos en Canarias a grandes aquelarres ni tampoco abundarán los malignos pactos diabólicos. Así, si bien en los manuscritos conservados se hallan referencias a brujas voladoras y “chupadoras” de niños, a apariciones de Lucifer trasmutado en animal, a religiosas que sellan pactos de sangre con el diablo y a adoradores del demonio, no podemos perder de vista que en Canarias la actividad mágica fue siempre mucho más simple, quedando la magias culta y negra reducidas casi a una anécdota. De una manera generalizada, tal como se puede adivinar con la lectura de los procesos, podemos establecer que se trató de una magia popular ligada al mundo de las tradiciones. Sanar, amarrar, enamorar, adivinar, echar suertes, liberar el mal de ojo o el maleficio, salir airoso de juicios, someter la voluntad... son los requerimientos más habituales a los que tenían que hacer frente las hechiceras que han quedado formando parte de la memoria escrita de la historia de la hechicería insular.

 

Se habla habitualmente de las hechiceras, en femenino, porque las actividades mágicas estuvieron siempre vinculadas de manera estrecha con las mujeres. De hecho, tal como ha señalado Francisco Fajardo, historiador de la Inquisición y autor de un estudio de obligada consulta sobre brujería en Canarias, casi el 90 % de los acusados por este tipo de delitos eran mujeres, de mediana edad, iletradas y de baja condición social y económica. La mujer era la depositaria del saber mágico.

 

La persecución de las brujas y hechiceras fue constante. El acoso a las hacedoras de magia en Canarias no perseguía otro objetivo que reducir la superstición entre la población, ya que la hechicería fue considerada siempre un delito menor por parte de los inquisidores insulares. Frente a lo que sí sucedió en otros distritos inquisitoriales, en el archipiélago el tormento fue aplicado en escasas ocasiones sobre estas mujeres, nunca fue relajada o quemada una bruja y su participación en los grandes autos de fe públicos fue muy marginal.

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