Alertan sobre un "lento desastre" en la falla de San Andrés, donde se teme un gran terremoto
Un géiser en el lugar ha empezado a desplazarse más rápido, amenazando con afectar vías de tren y una carretera estatal en California.
En la zona del lago Saltón, California, donde empieza la falla de San Andrés y donde, según sismólogos, podría producirse un catastrófico terremoto, ha sido detectado un fenómeno que representa una amenaza para la infraestructura cercana.
Se trata de un géiser lleno de agua, lodo y dióxido de carbono que existe desde la década de los 1950, pero que empezó a desplazarse hace varios años, aumentando en los últimos meses la velocidad de su movimiento, reporta The Los Angeles Times.
Especialistas indican que el desplazamiento de los géiseres de lodo no es un algo inédito, aunque sí lento para notarse. En el caso de esta fuente, los oficiales del condado de Imperial determinaron que mientras antes se movió 18 metros en varios meses, ahora se desplaza esa distancia en un solo día. En total, se calcula que el géiser, que genera un fuerte olor a huevos podridos, se ha movido más de 780 metros desde el lugar donde estuvo hace una década.
Sismólogos indican que ese movimiento no tiene carácter sísmico y que probablemente no sería precursor de un gran terremoto. Sin embargo, podría resultar destructivo para la infraestructura que se encuentra en su camino: las vías ferroviarias de la empresa Union Pacific, un oleoducto propiedad de la compañía Kinder Morgan, un tramo de telecomunicaciones de fibras ópticas y una parte de la Ruta Estatal 111 de California.
"Es un lento desastre", afirmó Alfredo Estrada, jefe de Bomberos del condado de Imperial. El pasado verano, el condado incluso declaró una emergencia para que los funcionarios aceleraran sus esfuerzos con el fin de evitar que el géiser se acercara al ferrocarril.
Sin embargo, aún no se ha podido hacer mucho. Las autoridades han intentado drenar el agua de la fuente, mientras que la Union Pacific construyó un muro alrededor del mismo. No obstante, en octubre de este año el agua se infiltró por debajo de la pared y se acercó aún más a las vías.