José Fco. Fernández Belda
Viviendo en San Borondón

Hace ya algunos años, un 17 enero de 2015 en La Provincia, me publicaban un reportaje titulado “La Niña III recala en Santa Catalina”. Comenzaba recordando que “un largo periplo ha recorrido esta réplica de la carabela colombina, La Niña III, desde que se firmó el contrato para su construcción en los astilleros Castro de Bayona, un 7 de febrero del año del señor de 1991 como se decía antaño, hasta el 16 de febrero de 2015 en que ha quedado instalada con todos los honores de ordenanza en su ubicación definitiva, por ahora, que estas cosas definitivas siempre son relativas cuando las decisiones son políticas...”.
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Tal vez por el olvido a casi todo lo relacionado con el Descubrimiento de América, muchos creemos que a eso se suma el desprecio, conviene recordar que esta réplica que diseñó el Capitán de la Armada Española Carlos Etayo Elizondo, fue la única que navegó hasta América en una exitosa y dura travesía atlántica, propia de la arqueología naval, recreando aquel viaje descubridor de forma tan fiel como le fue posible. Los interesados en los detalles pueden consultar el libro “En la estela de Colón”, escrito por Agustín R. Rodríguez González, adaptando textos originales del propio Carlos Etayo (ISBN 84-605-8073-3).
No estaría nada mal que los colegios, previa documentación de los profesores, organizaran visitas guiadas con alumnos y padres a esa réplica ubicada en el Parque Santa Catalina, pero abandonada en lo que referente a su uso como recurso educativo y turístico de primer orden. Tan abandonada está que, inexplicablemente, no forma parte del Museo Elder de las Ciencias.
Para intentar comprender el espíritu, la grandeza y el heroísmo que impulsó a los marineros que aquel viaje descubridor, que como tal era una travesía que se sabía dónde y cómo comenzaba pero se ignoraba cómo y donde terminaría y si lo harían con vida, se les puede explicar que en esa carabela, poco más grande que una patera, viajaban hacinados sobre la cubierta, no había camarotes ni literas entre 20 y 30 hombres. La eslora (el largo entre perpendiculares) es de 15,24 metros y la manga (ancho máximo) de 4,85. Eso implica que la superficie habitable de ese “pisito patera” tenía entre 60 y 70 m2.
Reconozco que tratar de que Gran Canaria honre al Almirante de Castilla Don Cristóbal Colón y utilice su rememoración histórica universal en provecho turístico y educativo, ha sido una agotadora lucha que no ha tenido el menor éxito, menos aún entre la clase política. Pero el rechazo visceral del Gobierno de España a todo lo que sean gestas históricas nuestras, en especial lo relacionado con América, es legendario. Recuérdese, por ejemplo, el naufragio de la réplica de la nao Victoria, la de Magallanes-Elcano, durante su botadura en Huelva construida para el V Centenario del Descubrimiento y la Expo 92. Se conmemoraba el quinto siglo de aquel evento de repercusión mundial y no se quiso replicar una carabela, no fuera a ser que la gente recordara a Cristóbal Colón y se mosquearan los emplumados indigenistas que tan atinadamente describieran Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa en su libro “Manual del perfecto idiota latinoamericano” publicado en 1996. Algunos creímos que el hundimiento de la nao Victoria, que puso en peligro de ahogamiento a la mascota Curro, fue un caso de justicia poética y no una maligna influencia del reputado como gafe, el socialista Luis Yáñez.
Sobre estos asuntos, tuve el honor de que me publicaran también otros dos reportajes fotográficos, acompañados de unos textos reivindicativos:
Gran Canaria, Isla Colombina:
https://www.facebook.com/media/set?vanity=josefrancisco.fernandezbelda&set=a.10205632063261541
Del desprecio municipal al insulto:
https://www.facebook.com/josefrancisco.fernandezbelda/posts/10223070862620626
Hagan lo que hagan los políticos, yo seguiré admirando y rememorando el 12 de Octubre, fecha del Descubrimiento de América. Además, como español que soy y me siento, también honraré y celebraré el Día de la Fiesta Nacional y, ¡cómo no!, recordaré a la Virgen del Pilar pues visto lo visto y lo que se intuye por venir, nunca estará mal una ayudita celestial.