He encontrado una idea, de Vargas Llosa, aquí mi homenaje, que indicó que han desaparecido autores que buscan con sus obras pasar a la historia, sea del saber o del arte que sea.
Este concepto o esta idea o enunciado es enormemente importante. No es que alguien quiera ser famoso o tener notoriedad o tener los dividendos de que nacen o surgen de esas realidades. No, no es eso. Sino la pregunta es, ¿si existen suficientes autores, en cada una de las artes, en cada uno de los saberes culturales que buscan, no solo vivir y sobrevivir con su actividad, sino producir una obra o una producción cultural que les permita no solo tener fama o notoriedad, sino que pasen a la historia, que encuentren conceptos o ideas o enunciados en su saber o en su arte, que valga la pena que sobrevivan durante siglos…? ¿Verdades que perduren durante siglos…?
Por lo que se ve, hay autores, en cualquier saber, que piensan que esa figura, de la persona, que quizás se vea obligado a trabajar o laborar o vivir o sobrevivir en un oficio distinto, pero que después dedican un tiempo a realizar una obra, que pueda ser o atravesar los siglos, que pueda convertirse en maestra o clásica. Ese deseo, según algunos ha desaparecido, según tengo entendido Vargas Llosa, indicó que había desaparecido. Supongo que se refería, no en algunos casos, sino en general.
Esas personas que intentan vivir digna y honestamente, pero que intentan hacer una obra que sea profunda en esencia y accidente, en forma y contenido, que sea potencialmente considerada o pueda serlo una obra maestra. Que si es necesario atravesará algunos límites, siempre que sean legales y morales, lo hacen, aunque sepan que por eso mismo, quizás le rechacen esa producción cultural, en el ámbito que sea, especialmente en las humanidades que no hay sistemas de verificación y falsación, según Popper –las ciencias es otro cantar-.
Si nos centramos en literatura, ya que en estos días, hay y habrá homenajes al Nobel Vargas Llosa, existen diríamos diversas literaturas: una, la que promocionan las grandes entes culturales literarios, las grandes empresas literarias –que no quiere decir, que no produzcan obras y promocionen obras de gran calidad, incluso que puedan convertirse en maestras-. En segundo lugar, obras literarias que las promocionan los mismos autores o empresas de segundo o quinto orden o así consideradas, el fenómeno de la autoedición que ha sido y estado con nosotros, durante siglos, aunque algunos digan que no. Y, un tercer ámbito de personas que publican sus obras, en redes sociales, en blogs, en autoediciones tan mínimas, que ni siquiera llegan al mercado, solo a unos cuantos vecinos del alma y de la amistad…
La crítica y por tanto el análisis del valor y de valoración de la actividad cultural –he puesto el ejemplo, de la literatura, pero en mayor o menor medida está en todas las artes y en otros saberes…-. La crítica valora las del primer grupo, y, algo las del segundo. Pero las del tercero, que pueden existir obras, que personas han apostado por niveles profundos de conocimiento y de realidad estética y de esencia –no digo todas, quizás solo una mínima parte, pero que los autores, apuestan por ello, sabiendo que quedarán silenciados por eso mismo, que quizás, se saltan muchos parámetros aceptados, que intentan abrir nuevos caminos, etc.-.Pues esas obras y esos autores, quedan en la marginación y en el silencio… y, sus obras serán olvidadas, destruidas, desaparecidas, si no todas en gran parte casi todas…
No es solo vanidad o soberbia o grandilocuencia. Si alguien investiga en matemáticas busca nuevos algoritmos, ese es su deber. Si alguien crea literatura o arte plástico o filosofía o ensayo o música o lo que sea, debe buscar nuevas realidades, en definitiva, nuevas verdades, nuevos bienes culturales, que sean hechos en la legalidad vigente, en la moralidad correcta, y, en la espiritualidad racional… Es el deber.
Si alguien se dedica a la literatura, podemos entender y comprender que de cien relatos o cuentos que halla escrito, cincuenta sigan los cánones tradicionales o de vanguardia que hasta ese momento se aceptan, su sociedad haya descubierto o emplee, pero también, también esperamos que diez de cien, al menos diez de cien intente abrir nuevos derroteros, aunque sepa con ellos, no alcance la notoriedad y la fama y la valía, al menos por el momento.
Si siguiéramos haciendo cirugía como los romanos o griegos, todavía seguiríamos muriéndonos como en tiempos de Hipócrates o Galeno… Todo cambia, lo que hay que hacer es cambiar o intentar cambiar en verdad y en bien y en bondad y en algo de belleza… en las Artes sucede y debe suceder lo mismo…
Creo que todos los autores, da lo mismo el arte o la actividad cultural que practiquen desean pasar a la historia de la cultura, ser recordadas sus obras, ser los nuevos Virgilios, Homeros, Dantes, Horacios, Esquilos del futuro –cada uno en su arte o saber-. Pero me pregunto, si de verdad, intentan hacer obras maestras que puedan ser clásicas, aunque quizás para eso tengan que saltarse muchas líneas, aunque siempre dentro de la moralidad y legalidad, –eso sí, búsquense un oficio o trabajo que puedan vivir con dignidad y honestidad, y, crear y criar una familia, porque si no lo hacen, acabarán en la cuneta de la calle-.
¿Hoy, usted en Arte, sea la que sea, quiere o no quiere descubrir el equivalente de los siete grandes problemas matemáticos del siglo…? Ya, Perelman ha resuelto uno, ya solo quedan seis. (Aquí mi homenaje a Vargas Llosa).