El pasado 15 de abril se publica una convocatoria cuyo objeto es la selección de proyectos innovadores en materia de educación presentados por particulares, empresas, entidades, fundaciones y asociaciones sin ánimo de lucro, entre otros, para implementar en los centros públicos no universitarios de Canarias durante el curso 2021-2022.
El 4 de junio sale el listado provisional de estos proyectos. En el listado figuran veinticinco. Entre estos figuran “Feminismo y teatro: las artes escénicas como herramienta educativa”, “Somos personas únicas e igual de importantes” “Cienmiradas” ”Moviendo la maleta: Un acercamiento crítico a las migraciones”.
Es una auténtica barbaridad el número de programas y proyectos que se ponen en marcha en Educación, muchos de ellos con dinero público, con selección poco o nada transparente y con una utilidad escasa o nula.
¿Para qué queremos tantos programas y proyectos? El mejor programa, el mejor proyecto es que nuestros jóvenes sepan leer y escribir, sumar y restar y estén libres de todo tipo de adoctrinamiento en las aulas. Las aulas deben estar solo para la instrucción en Lengua, Matemáticas, Geografía, Filosofía, etc. De otros temas, que se encarguen las familias o los responsables legales.
Nuestros jóvenes terminan su etapa formativa con un desconocimiento alarmante. No es de extrañar que los informes PISA arrojen un resultado casi siempre indecoroso y, encima, que pase y que titule todo el mundo gracias a leyes educativas elaboradas a espaldas del profesorado como la Ley Celaá y la LOMCE, por poner ejemplos.
Cuando nos encontramos con estudiantes que titulan y pasan a la Universidad con una redacción y ortografía incorrectas, sobran tantos proyectos y programas que se suelen asignar, para más inri, a profesores y entidades afines a los políticos de turno. Estos proyectos y programas, que desvirtúan la enseñanza, que esconden determinados intereses y que están impregnados de tinte político y adoctrinador, deberían desarrollarse en otros lugares y de manera voluntaria.
Sobran proyectos con un sistema educativo mediocre y sin consenso social suficiente y en el que no se fomenta la cultura del esfuerzo y del sacrificio, sino todo lo contrario.
Jesús Manuel Díaz Lorente. Delegado del CSIF
