Supongo que tratar algunos artículos sobre el tema del Ser Supremo, hoy en día, en los medios de comunicación social, puede sonar como extemporáneo. Pero creo que un modesto articulista como el que suscribe estas líneas, tiene el deber y el derecho y la obligación plantear, para eso está, una serie de diversidad de temas, que pueden afectar a la humanidad y al ser humano. O dicho de otro modo, no se puede ser especialista en todo, pero si se tiene la obligación de recordar una diversidad de temas, para que de ese modo, el hipotético lector, reflexione, si desea sobre ellos. Nos guste o disguste, hasta donde sabemos, la inmensa mayoría de la humanidad, ha creído en lo sagrado o en Dios o en diversidad de religiones, solo ahora, en Occidente, una parte, no pequeña de la población, pero todavía no la mayoría, se niega a creer en Dios, o está en una espectro que va del agnosticismo o escepticismo metafísico o religioso, al ateísmo, o incluso, un número muy reducido el antiteísmo.
- De creer en Dios o de no creer en Dios, un mínimo Dios, o concepción de lo sagrado o religioso, en un Dios mínimamente racional y prudente y moral. De creer o no creer, tendrá unas consecuencias enormes para el individuo, sus familias, la sociedad, el Estado. El creer o no creer no es una cuestión solo personal, y sin apenas importancia, igual que tenemos unas creencias o dejamos de tener otras, sino que afectará a nuestras vidas, en lo individual, en lo familiar, en lo social, en la cultura, en el Estado, en el presente y en el futuro. A veces, da sensación que se cree o se deja de creer, igual que tomas o bebes una caña de cerveza. Y esta aptitud y actitud es un gravísimo error. Creer o no creer en Dios, es esencial para la humanidad, que exista o no exista Dios, es esencial para la humanidad, es más, para la supervivencia de la especie humana, para nosotros, y más en estos momentos…
- Uno, uno de los grandes cambios que han sucedido en estos dos últimos siglos, es que anteriormente, para todo el mundo, o prácticamente toda la población Dios era una realidad en sí, era una referencia, aunque después no todo el mundo siguiese todas las normas morales religiosas o religiosas, pero ahora, al menos en Occidente, una parte importante de la población, vive y existe sin Dios, o al menos, en su conducta o en sus pensamientos, y parte de esa población, puede negar la existencia de Dios, o puede dudar, o incluso afirmando que existe o pueda existir Dios, Dios es como una equis que no interviene apenas en su deseo o pensamiento o palabra o realidad. O dicho de otro modo, cuando realizan una frase o un acto o un deseo, la perspectiva de Dios, o del Dios de su religión originaria no interviene, o dicho de otro forma, cuándo van a realizar un acto, no se detienen a pensar, qué dirían los mandamientos de Moisés en esta cuestión, o qué pensaría Dios en este tema…
Es como si a Dios, lo hubiese quitado del panorama psicológico y antropológico de muchos seres humanos, y cualquier actividad religiosa se interpretase solo con parámetros sociales o antropológicos o psicológicos, y nunca desde valores trascendentales, es como si el ateismo o agnosticismo práctico, no digo teórico, se hubiese instalado en una gran parte de la población y de la sociedad, y de los significantes o valores de la realidad humana. Es como si una civilización, o una parte de ella, hubiese olvidado a Dios, ni siquiera como posibilidad existente, y que tiene un lugar en el mundo, en el sentir humano también.
¿Ahora la cuestión es, se puede fundamentar y justificar y montar una civilización, y con ella una serie de sociedades y Estados y en parte la cultura de esas sociedades, Estados, civilización sin Dios…? ¿Se puede hacer un rascacielos sin unos grandes pilares que entren en el subsuelo muchos metros hasta tocar, si es posible la roca dura y viva?
- El tema de Dios debe ser estudiado, con respeto y mesura, por las ciencias sociales y si es posible por toda la metodología científica. El problema de Dios y de la Metafísica puede ser tenido por muchos como secundario o terciario, pero de momento es una cuestión que está muy presente en la humanidad, desde hace docenas de milenios. Por lo cual, con respeto y equilibrio y prudencia debe ser analizado no solo desde las perspectivas culturales, estéticas, religiosas, espirituales, filosóficas, sino en al medida de lo posible, las cuestiones de metafísica deben ser abordados desde las distintas ciencias sociales y desde las diversas metodologías científicas.
Y esto, por muchas razones, entre otras, intentar crear puentes entre las diversas filosofías, metafísicas, religiones, espiritualidades, culturales… Quizás las ciencias, que en principio se cree no pueden abordar estas cuestiones, podría crear esos puentes que podrían permitir que todas las diversas metafísicas religiosas o culturales o filosóficas, se entendiesen mejor.
Se sea ateo o agnóstico o creyente en una religión o en otra, en una metafísica o en otra. Creo sinceramente, que estas cuestiones, que son unas docenas deberían ser analizadas, o al menos intentarlo por la metodología científica. Porque si existen unas docenas de metafísicas religiosas o espirituales, éstas todavía influyen tanto en el ser humano, que el ser humano debe intentar entender y comprender y analizar y matizar dichas realidades cognoscitivas o conceptuales, tengan más elementos racionales o irracionales, tanto para unos o para otros. O dicho de otro modo, no podemos dejar que las diversas metafísicas, con el poder demográfico y tecnológico y científico que la humanidad hoy dispone, que dichas metafísicas encontradas y confrontadas nos lleven a situaciones límites. Dicho con el sumo respeto y de una forma enormemente respetuosa.
Quienes crean, personas o colectivos o ideologías, que el tema de Dios y de la Metafísica es un tema del que se puede olvidar las sociedades y la humanidad, se equivoca radicalmente. Creo que el siglo veinte lo ha mostrado y demostrado hasta la saciedad.