Dos fiestas destacan en julio: La Virgen del Carmen ( día 16) y Santiago ( el 25). La primera, congrega a miles de fieles en procesiones marítimas en los pueblos de la costa, y en procesiones fluviales en ciudades ribereñas, como Valladolid, por ejemplo, y Alba de Tormes en Salamanca.
Y viene la Solemnidad de Santiago. En Galicia, cuyas fiestas patronales se prolongan casi dos semanas con amplia agenda de eventos, se celebra una Misa especialmente atractiva el día del Santo ( por el “Bamboleo” de un Botafumeiro enorme).
Santiago es menos conocido por las nuevas generaciones, y ha dejado de recibir el honor que se merece en todos los rincones de nuestra geografía. El 25 de julio debe restituirse como fiesta nacional.
Seguramente, por el Plan divino de que fuera el Evangelizador de Hispania ( tierra que tanto bien haría al mundo y tanta gloria daría a Dios y a la Iglesia), Jesús lo tomó como uno de sus tres íntimos seguidores.
