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R-2602 UN ÉXITO DIPLOMÁTICO

Abdel-Wahed OUARZAZI

Profesor de economía, analista geoeconómico, área MENA

R-2602. Un éxito diplomático

En una maratoniana actividad internacional sin precedentes, la diplomacia marroquí decide actuar sobre el vector geoeconómico, geopolítico y geocultural como factores determinantes de su éxito materializado en la Resolución 2602, de octubre de 2021, del Consejo de Seguridad de la ONU que estipula la propuesta marroquí de Autonomía bajo su soberanía como la única solución política posible.

Así, y bajo la batuta del rey Mohamed VI, el Reino emprende una compleja telaraña de relaciones multilaterales iniciada en África para poner el foco en las grandes potencias con poder de decisión en el Consejo de Seguridad (EEUU, Reino Unido, Francia, China y Rusia), además de Latinoamérica, Asia y los países árabes.

En África, Marruecos lidera hoy las inversiones directas y se posiciona como potencia política, económica y religiosa permitiéndole revertir varios reconocimientos africanos a la república virtual polisaria. Un espacio donde el país magrebí mantiene a raya a los terroristas del Sahel valiéndole, en 2021, la Copresidencia de la Coalición Internacional contra Daech mientras implementa exitosamente una política geocultural o religiosa de un islam ampliamente aceptado por los países musulmanes del África subsahariana.

En este proceso de internacionalización de las relaciones Francia ocupa el primer lugar, por razones históricas de hegemonía en la región, por el trato exquisito dispensado al Reino de Marruecos y por la ausencia de conflictos entre ambos Estados gracias a una perfecta sintonía en todos los asuntos estratégicos que ambos comparten. Además, Francia es una potencia con decisión en el Consejo de Seguridad de la ONU y el principal valedor de Marruecos ante la UE. Sus relaciones, inquebrantables, traspasan los factores geoeconómicos o geopolíticos para situarse en el plano de una geoestrategia global. El país Galo aprecia la relevancia de Marruecos en la región y no oculta la marroquinidad de sus Provincias del Sur.

Al otro lado del Atlántico, Marruecos mantiene unas relaciones históricas con EEUU quien le considera como socio estratégico en África y con quien realiza anualmente las más grandes maniobras militares, African Lion, entre Agadir y El Aiún. La cooperación entre ambos países es más sólida si cabe después de la firma de los Acuerdos Abraham destacando la seguridad, la inteligencia y el apoyo militar, incluida la fabricación de armamento y, en lo económico, existe una alianza fructífera de libre comercio desde 2006. Si Marruecos fue el primer país en reconocer a EEUU, en 1777, éste fue también el primero en notificar al Consejo de seguridad de la ONU la plena soberanía de Marruecos sobre sus Provincias del Sur en 2020. Estas mismas relaciones geoestratégicas y globales están siendo reproducidas con el Reino Unido. Relaciones que acaban de cumplir los “300 años de prosperidad y progreso” como reza en la pancarta conmemorativa. Existe ya un acuerdo de asociación post-Brexit con la creación de nuevas rutas marítimas entre Tánger y el sur del Reino Unido. Ambos países logran materializar múltiples acuerdos en economía y energía, defensa y seguridad, educación y cultura.

Importantes empresas inglesas petrolíferas, gasísticas y de minería (SDX Energy, Altus Strategies, Predator Oíl, etc.) operan ya por todo el país a pleno rendimiento. Además, ambos países consiguen desarrollar aún más el ya existente acuerdo militar y de seguridad (SOFA) que prevé maniobras conjuntas en el Estrecho de Gibraltar. Reino Unido es miembro del Consejo de Seguridad de la ONU y apoya la soberanía marroquí sobre sus Provincias del Sur y participa habitualmente en las maniobras African Lion.

En su ofensiva diplomática, Marruecos incluye a China quien entra a formar parte del círculo multilateral de sus relaciones desde1999. Tan fructíferas que, a pesar del Covid-19, en enero de 2021 firman un memorando para fortalecerlas. Como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, Pekín ni apoya ni reconoce a los mercenarios a sueldo de Argelia y está a favor de la propuesta marroquí de Autonomía bajo su plena soberanía. Otro gigante con quien Marruecos potencia excelentes relaciones y es hoy su tercer socio económico en África es Rusia. Varios son los convenios firmados entre ambos (turismo, pesca, minería, energía, etc.), algunos ya concretados, en 2019, en la reunión de Sochi y son muchas las empresas rusas que operan hoy en Marruecos. Rusia no reconoce a los separatistas polisarios y se ha abstenido en votar en contra de la Resolución 2602.

La constancia diplomática de Marruecos le lleva a Latinoamérica donde cosecha un éxito espectacular contrarrestando la influencia argelina, revirtiendo el reconocimiento de la república virtual polisaria en varios países (Guatemala, Paraguay, República Dominicana, Haití, Jamaica, Honduras o Bolivia…). Colombia no sólo retira el reconocimiento al Polisario, sino que acaba de incluir oficialmente las Provincias del Sur del Reino en su circunscripción consular. Con Brasil, las relaciones se intensifican desde 2019 y van camino de un partenariado estratégico. De hecho, el país carioca pasa a formar parte de los países invitados a las maniobras African Lion. Apoya los esfuerzos de Marruecos y su propuesta. Ni reconoce ni apoya a los polisarios como sí hace Méjico con quien Marruecos tiene firmados más de 10 acuerdos comerciales y científicos.

A la par, Marruecos se activa en Asia y blande sus armas políticas y jurídicas contra el Polisario y logra que estados como India, Afganistán, Camboya y Vietnam rompan sus lazos diplomáticos con los mercenarios pro argelinos. Sólo queda Corea del Norte, como es natural. Por otro lado, el Consejo de Cooperación de los Estados del Golfo, aliados infalibles del Reino de Marruecos, acaban de reconocer unánimemente y oficialmente la soberanía de Marruecos sobre sus Provincias sureñas. Y la Liga Árabe acaba de colgar en su página Web el mapa de Marruecos íntegro, incluyendo su Sáhara al tiempo que insta a sus países miembros en adoptarlo. De hecho, ningún país de la Liga Árabe reconoce al Polisario a excepción de su mentora Argelia.

En Europa, Marruecos mantiene importantes acuerdos comerciales con la UE donde se aprecia la cooperación en materia de seguridad e inmigración, así como su política religiosa que constituye uno de los componentes significativos de su acción exterior. Sin embargo, Marruecos no espera una respuesta conjunta de la UE en relación a la R-2602 sino individual. Y ello es debido a que, a nivel geoestratégico, la UE carece de poder real o autoridad política (Power politics). En esta materia, sus miembros son más propensos a acuerdos políticos bilaterales con terceros que a nivel de la Unión. No hay que olvidar que la UE es ante todo una unión económica y, parcialmente, monetaria, con intereses políticos contradictorios y muchas veces opuestos. De hecho, el conflicto Rusia-Ucrania que amenaza el corazón de Europa lo maneja EEUU mientras la UE está desaparecida, se limita sólo a anunciar sanciones económicas al tiempo que depende del gas ruso.

Alemania, potencia económica europea, corrige sabiamente su postura al reconocer el posicionamiento y la credibilidad del Reino de Marruecos en la escena internacional adhiriéndose a la R-2602. Mientras tanto, España se resiste en medio de unas relaciones afectadas por factores de bloqueo que limitan el potencial de ambos países. Particularmente se espera de España el apoyo inequívoco a la R-2602 que reafirme su habitual compromiso con las decisiones de la ONU, como marco de referencia, y evite así su aislamiento internacional en una cuestión nuclear para Marruecos, quien considera inconcebible la vuelta al statu quo anterior a la acogida del polisario Ghali.

La diversificación de las alianzas de Marruecos está en el centro de su acción exterior como estrategia proactiva para darse, a sí mismo, una función trascendental en las relaciones internacionales. No sólo para servir a sus propios intereses estratégicos sino también para ser útil a los demás. Esto último, más allá del discurso histórico y legítimo de sus reivindicaciones, es la clave del triunfo de la política diplomática del Reino de Marruecos frente a la violencia política del fallido régimen militar argelino.

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