La alarmante improvisación del Ministerio de Educación y de las comunidades autónomas acabará provocando un deterioro en la calidad de la enseñanza después de la crisis sanitaria, ya que están tomando medidas a base de ocurrencias, a modo de conej

La Conferencia de Presidentes celebrada el pasado viernes ha sido un ejemplo alarmante de la falta de liderazgo y de medidas concretas entre el Gobierno y las comunidades autónomas.

Empezamos una semana en la que se celebrarán reuniones importantes y tardías sobre el curso escolar 2020-2021. En ellas intervendrán miembros del Gobierno central y de los gobiernos de las comunidades autónomas.

Desde que se levantó el estado de alarma, han sido las comunidades autónomas, junto con algunos juzgados, las que han ido implantando medidas para hacer frente a la crisis sanitaria desencadenada por el COVID-19.

Hace unos días se publicó el Protocolo de prevención y organización para el desarrollo de la actividad educativa presencial en los centros escolares no universitarios de Canarias para el curso 2020-2021.

Mientras que la comunidad educativa está esperando la publicación del calendario escolar del curso 2020-2021, en la Consejería de Educación se detecta, aparte de parálisis, un ambiente de guerra intestina con dimisiones y ceses.

Un aplauso para los profesores

En esta crisis por la que estamos atravesando hay un colectivo injustamente olvidado: los docentes.

España está atravesando por unos momentos muy duros y que nunca olvidaremos. Se trata de una crisis sanitaria sin precedentes desde los años del cólera.

Si nos fijamos en determinados escritos de la Administración, nos percatamos de las auténticas piruetas lingüísticas innecesarias para quedar bien con ese lenguaje no sexista, que alguien se sacó de la manga en su momento.