Las precoces y disolutas aventuras de Chabelita y Kiko (y cómo han destruido a Isabel Pantoja)

La polémica ha perseguido la vida de los hijos de Isabel Pantoja, ocasionando un indecible sufrimiento a la tonadillera. Echamos un vistazo, a modo de resumen, de los muchos avatares de Kiko Rivera y Chabelita que han acabado con la paciencia de Isabel...

Obviamente, todo comenzó hace ya más de una década con  Kiko Rivera haciendo de las suyas. El futuro DJ (hay que reconocer que Kiko ha logrado encarrilar su vida profesional al margen de las exclusivas) se arrimó a jóvenes como Tamara y Techi, a quienes dejó embarazadas aunque posteriormente perdieron los bebés. Sus juergas eran legendarias, como el trasiego de chicas que le rodeaban. Kiko ya era una figura del mundo del corazón cuando Santiago Segura, consciente de su particular fama, le contrató para el papel secundario de Torrente VI, en el relativamente lejano 2011.

Las deudas eran también una cuestión de interés constante en la prensa del corazón. Su vida privada empezó a centrarse gracias a la modelo Jessica Bueno, con quien Kiko tuvo a Francisquito, su primer hijo. La pareja rompió en 2013, dando al traste con esa imagen relativamente centrada que Kiko se fue labrando.

Por el camino, el ascenso paralelo de su hermana  Isa Pantoja sembró cierta confusión en la vida de Kiko, que compaginaba declaraciones de amor fraterno con críticas furibundas a las polémicas de su disoluta hermana. Kiko cargó duramente contra muchos miembros de la familia Pantoja, ganándose cierta fama de antipático. Por suerte, su futura esposa Irene Rosales estaba allí para consolarse y proporcionarle hijos, esos mismos que ahora Kiko muestra en Instagram y en los que, sinceramente, se apoya para resistir los malos momentos.

El peor de todos, sin duda, aquel en el que decidió borrar sus redes sociales y anunciar que se encontraba deprimido y en tratamiento, cancelando múltiples bolos y compromisos profesionales. Meses después, en el gran y reciente giro de Gran Hermano Dúo, donde concursa con su esposa, Kiko ha reconocido que todo giraba en torno la desintoxicación de múltiples drogas que dominaban su vida. El gran cambio físico que ha mediado desde entonces ha ayudado a renovar la imagen del DJ.

Chabelita, la precoz

Chabelita, recién despixelada al cumplir 18 años, no tardó en asomar la patita. Sus aficiones a la fiesta y los hombres derivaron en su pronto embarazo, cuando todavía era menor de edad, del hoy también célebre Alberto Isla. El embarazo tampoco fue precisamente tranquilo, con la pareja protagonizando escándalos y discusiones televisivas que anunciaban que lo peor, sin embargo, estaba por llegar.

Era cuestión de tiempo que Chabelita abandonase Cantora, su hogar familiar, para irse a vivir con Alberto a Sanlúcar. Allí, la vida disoluta de la pareja fue objeto de noticia día sí, día también. Chabelita apenas había sido "despixelada" con 18 años, pero su azarosa vida sentimental parecía la de una veterana.

Mientras Isa Pantoja trataba de decidirse por una carrera laboral (hubo sucesivos e infructuosos intentos de ser profesora o blogger de moda, bien regados de las convenientes exclusivas sentimentales), el descontento de Isabel Pantoja, todavía recién salida de la cárcel, era ya evidente. La tonadillera redujo a cero sus apariciones públicas, y los programas no cesaban de disputarse cualquier palabra de la cantante.

Mientras, la carrera mediática de Chabelita continuaba. Su fichaje para Supervivientes, su posterior romance (que no estaría exento de polémica) con Alejandro Albalá, boda sorpresa incluida su vuelta y posterior adiós definitivo de Alberto Isla... La joven solo tenía entonces una aliada, Dulce Delapiedra, su fiel niñera ahora encargada del pequeño Alberto, pero ahora esa amistad también se ha acabado de manera violenta, ante -cómo no podía ser de otra manera- las cámaras de Telecinco.

A estas alturas, la relación entre Isa y su madre es ya casi inexistente. La díscola hija se ha arrimado en los últimos meses a Omar, un músico con muy mala prensa que no ha hecho más que ahondar en la mala imagen de Chabelita y su gusto por hombres de talento y posturas discutibles.

Y en el horizonte, nubarrones en forma de demanda: Alberto Isla ha preparado una meticulosa documentación para hacerse con la custodia total del niño, basándose fundamentalmente en la muy inestable vida sentimental y gusto por la fiesta nocturna de la madre.