¿Las criptomonedas serán el dinero del futuro?
Desde hace más de una década que el mundo habla de las criptomonedas, activos financieros destinados no solo a cambiar la forma en la que hacemos negocios, sino también cómo consumimos y nos relacionamos con la tecnología.
Aunque sea un mercado sumamente joven, no son pocos los que afirman que este será responsable de los cambios más grandes que veremos en los años por venir.
Cuando hablamos de criptomonedas, muchos aseguran que se trata del “dinero del futuro”, no solo porque reemplazará al dinero fiduciario como la principal alternativa para la compra y venta de productos, sino también porque serán utilizadas para llevar a cabo una inclusión total de la población al sistema financiero.
Dinero vs criptomonedas
El dinero fiduciario es aquel que se basa en la confianza de los usuarios, es decir, no se respalda en ningún metal precioso como solía hacerse en antaño. De forma similar las criptomonedas, aunque muchos aseguren que están respaldadas en la información de las cadenas de bloques, en realidad tampoco cuentan con un respaldo.
¿Cuál es la gran diferencia entre ambas? En adición a la presencia física que tienen las monedas fiduciarias, estas también pueden utilizarse para la compra y venta de productos en todo el mundo. Monedas como el dólar o el euro son aceptadas en casi cualquier país, mientras que las de menor valor pueden ser aceptadas por comunidades de migrantes o casas de cambio.
Las criptomonedas, aunque son aceptadas por algunos comercios como método de pago, en realidad se utilizan principalmente como activos financieros, destinados principalmente a la inversión. Plataformas de intercambio como Coinbase, o servicios de inversión automatizada como Pattern Trader, son algunos de los ejemplos que podemos encontrar para esta actividad.
¿El dinero del futuro?
Como método de pago, las criptomonedas ofrecen ventajas únicas que pueden ayudar a posicionarlas en todo el mundo. Algunas de estas pueden incluir la capacidad de intercambiarlas por otras criptomonedas o dinero fiduciario, no requerir de bancarización para poder utilizarse, y no estar sujetas a entidades gubernamentales parcializadas.
Beneficios como estos han hecho que muchos las llamen el “dinero del futuro”, especialmente en países donde se viven fuertes periodos de inestabilidad económica, como Argentina, Venezuela, Nigeria o Rusia. Países como El Salvador incluso han decidido adoptarlas como moneda de curso legal a pesar de las recomendaciones de los economistas.
La denominación de “dinero del futuro” hace referencia principalmente a un dinero digital, completamente independiente de instituciones y democrático, sin embargo, también hace referencia a una utopía: un mundo donde solo existe un tipo de dinero que funciona armónicamente sin tomar en cuenta ideologías políticas, actividades ilícitas, contaminación, conflictos bélicos, leyes o limitaciones tecnológicas.
La digitalización financiera
Si bien es cierto que catalogar al Bitcoin como el “dinero del futuro” sería una mentira, lo cierto es que el dinero digital sí parece estar posicionándose como el que utilizaremos de cara a las próximas décadas. Este es el motivo por el que varios países ya estarían experimentando con la eliminación del dinero en efectivo.
Sin embargo, al igual que ocurre con las criptomonedas, la falta de digitalización en algunos de los sectores menos beneficiados, así como la separación de las comunidades rurales del sistema financiero tradicional, son fenómenos que dificultan la creación de sociedades completamente “libres de efectivo”.
Frases como “el dinero del futuro” no toman en cuenta la verdadera complejidad del sistema financiero tradicional, por lo que no hay que prestarles demasiada atención. Analizar cómo funcionan las finanzas de la sociedad requiere de un estudio mucho más profundo de la realidad, así como de las variables que pueden imponer tendencias a futuro.