MEDIO AMBIENTE
La diocalandra avanza por los palmerales de Gran Canaria pero todavía puede ser controlada
Seis municipios de Gran Canaria están libres de esta peligrosa plaga
La afección de Diocalandra frumenti en los palmerales naturales de Gran Canaria es “grave” pero existen seis municipios e importantes palmerales silvestres donde todavía es incipiente o no ha llegado, un dato que lleva al consejero de Medio Ambiente del Cabildo, Miguel Ángel Rodríguez, a reclamar al Gobierno regional que deje de considerar esta plaga como ‘establecida’, lo que hace que no se ejecuten acciones para evitar que se extienda, y que con carácter urgente sea declarada como especie exótica invasora para evitar la desaparición de la especie Phoenix canariensis en la isla.
Del mismo modo, los especialistas del Cabildo piden extremar las precauciones y evitar en lo posible las prácticas culturales como podas o las talas sin esterilizar adecuadamente los instrumentos y la ropa de los operarios, tanto antes como después del trabajo, ya que son estas prácticas las que más contribuyen a la propagación de este pequeño escarabajo que ataca sobre todo a la variedad canaria.
Estas es la principal conclusión del diágnóstico encargado por el Cabildo para conocer exhaustivamente la situación de la Diocalandra frumenti y otros patógenos que afectan a los palmerales de Gran Canaria, un estudio pormenorizado que no se había realizado hasta ahora y cuyos resultados permiten por fin establecer las líneas de actuación necesarias para proteger la palmera canaria y su hábitat en la isla.
El estudio determina que, aunque la plaga está muy extendida en toda la franja litoral, así como en ámbitos de jardinería urbana, y a pesar de que ya hay algunos palmerales silvestres afectados, existen todavía importantes palmerales que se encuentran libres de diocalandra, como buena parte del barranco Guiniguada-Santa Brígida o gran parte de la cuenca del barranco de Tirajana, donde se concentran cerca de la mitad de las palmeras silvestres de la isla.
Rodríguez hizo un llamamiento al Gobierno canario y al central para que con carácter urgente “asuman, como hace el Cabildo de Gran Canaria, que todavía se pueden salvar los palmerales silvestres grancanarios”, para lo que hace falta “trabajar conjuntamente, no dar la guerra por perdida y mucha implicación” de las diferentes instituciones para aplicar nuevos planes de control de la plaga”, consideró.
El consejero insular consideró igualmente imprescindible que se incluyan los palmerales silvestres de Gran Canaria entre las figuras de protección especial, dado su reconocimiento como hábitat de interés prioritario a nivel europeo, “pues a día de hoy los palmerales de Gran Canaria no están protegidos por su propio valor, por lo que solo tienen protección aquellas palmeras que están dentro de espacios naturales ya reconocidos, que no son tantas”, explicó.
Seis municipios libres de plaga
La Diocalandra frumenti se ha ido dispersando desde su detección en 1998 en Maspalomas y afecta ya a todo el perímetro de la isla hasta una cota aproximada de 200 metros de altitud. Principalmente, afecta hasta ahora a palmeras urbanas y de jardinería, pero también ha llegado ya a los palmerales naturales del sur de Gran Canaria.
Así, están seriamente afectados el oeste y el sur de la isla, como las cuencas de Arguineguín o Veneguera. Palmerales emblemáticos de gran tamaño, como el de Arteara, El Aserradero o los de Ayagaures y Gambuesas, están también afectados de manera considerable.
En la zona del sureste, la afección llega hasta Corralillos, en el municipio de Agüimes, de manera que los palmerales de Temisas y de la Cuenca de Tirajana pueden considerarse libres de diocalandra, salvo de forma incipiente en el entorno del Ingenio de Santa Lucía y de la Fortaleza donde se han detectado únicamente cinco ejemplares afectados.
En la zona centro-norte, la diocalandra se ha mantenido en cotas inferiores debido a la probable incidencia húmeda de los vientos alisios, aunque está muy extendida por todo el municipio de Las Palmas de Gran Canaria y en las cotas bajas de Arucas y Moya, principalmente.
Todavía quedan en Gran Canaria palmerales de gran valor que no están afectados como los de la cuenca de Tirajana, o los de Acusa y su entorno en la cuenca de Tejeda-La Aldea. Todos los palmerales de Santa Brígida están libres de plaga, así como los de los municipios de San Mateo, Tejeda, Artenara, Valsequillo y Valleseco.
Fuentes semilleras
Por otra parte, a raíz de un análisis sobre las fuentes semilleras elaborado por dos biólogos del Instituto Universitario de Estudios Ambientales y Recursos Naturales de Universidad de Las Palmas de Gran Canaria por encargo del Cabildo, ya es posible conocer la pureza genética de las palmeras de la isla y determinar el grado de hibridación con otras variedades, lo que permitirá al Cabildo proponer tres nuevas áreas como posibles fuentes semilleras de Phoenix canariensis.
Se trata de Hoya Bravo en Santa Brígida, la Huerta de Los Caideros en Soria y la Vega de Arteara, cuyas palmeras tienen una pureza genética contrastada, por lo que los núcleos de estos palmerales deben ser prioritarios en la conservación de los recursos genéticos.
Asimismo, el estudio recomienda eliminar o reducir la presencia de los ejemplares híbridos o exóticos en dichas zonas para así frenar una posible expansión de la hibridación en los palmerales grancanarios y asegurar la pervivencia y la pureza de la variedad canaria de palmera, única en el mundo.