Putin ordena la invasión de Ucrania con el envío de tropas a Donetsk y Lugansk
El líder ruso, Vladimir Putin, ha ordenado a las tropas rusas que entren como «fuerzas de paz» en las repúblicas de Donetsk y Lugansk, recién reconocida su independencia. Está claro que la estrategia del Kremlin era dar luz verde a este reconocimiento para entrar en territorio ucraniano. Es una violación de la soberanía de un Estado independiente.
Las tropas rusas han comenzado a dirigirse hacia Donetsk y Lugansk nada más firmarse el decreto. Los efectivos ucranianos ya no se enfrentarán en el Donbás a separatistas prorrusos, sino a sus protectores, los soldados rusos. Los separatistas solo controlan una tercera parte del territorio del Donbás: quedan fuera ciudades como Mariupol, de 400.000 habitantes, o Slaviansk, de unos 100.000, bajo control de Ucrania. Está por ver si las tropas rusas llegarán hasta ahí.
En el mismo decreto que Putin da luz verde a la independencia de Donetsk y Lugansk dispone el envío de fuerzas de paz a estas provincias ucranianas, en las que se ubican las autoproclamadas repúblicas separatistas prorrusas. Primero el líder ruso se ha reunido con el Consejo de Seguridad antes de tomar la decisión, que le había solicitado la Duma. La mayoría de los asesores, entre ellos los ministros de Exteriores, Interior y Defensa, se han mostrado a favor de esta medida.
Posteriormente, en un discurso a la nación, Putin ha justificado no ya este paso, que dice que debería haber dado hace tiempo, sino la invasión de Ucrania. A su juicio, Ucrania es Rusia, y nunca debería haber dejado de serlo. Con esta alocución, que se ha prolongado una hora, ha dejado claro que su preocupación no es ya el ingreso de Ucrania en la OTAN, sino la mera existencia de Ucrania como Estado soberano.
Putin has ordered Russian troops into Ukraine.
— max seddon (@maxseddon) February 21, 2022
The decrees on recognizing the Donetsk and Luhansk People’s Republics order the Russian armed forces to go into separatist territory on peacekeeping missions. pic.twitter.com/cjKMidlD4Q
En una intervención incendiaria, Putin ha acusado a Ucrania de ser un Estado marioneta al servicio de Estados Unidos. Ha señalado que están bajo el control de EEUU y de la OTAN, lo que pondría en riesgo la seguridad de Rusia. Putin se niega a admitir el resultado de la caída de la URSS, cuando se cumplen 30 años y dos meses de aquel suceso.
Lo que vemos ahora en Donetsk y Luganks es la historia de una guerra anunciada, y en realidad gestada desde hace ocho años. Desde 2014 han muerto más de 14.000 personas como consecuencia de la intervención rusa en el Donbás y la anexión de Ucrania. Cientos de miles se vieron obligados a desplazarse.
Al reconocer la independencia de Donetsk y Lugansk, Putin se arroga el derecho a intervenir con la excusa de «proteger» a la comunidad rusa. El Kremlin denuncia constantemente que los rusos en el Donbás sufren «un genocidio». Es una narrativa que les sirve para justificar ahora esta invasión.
Rusia tiene unas 190.000 tropas en torno a Ucrania. De ellas, unas 30.000 se encuentran en Bielorrusia, un Estado que ha caído bajo la égida del Kremlin. Los efectivos en Bielorrusia participaban en unas maniobras militares que deberían haber terminado el domingo pero se prorrogaron sine die. La excusa era la tensión creciente en el este de Ucrania, una tensión creada y alimentada por el Kremlin.
Desde Bruselas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, han asegurado que la respuesta será contundente, en alusión al paquete de sanciones que ya tenía preparada la UE. Estados Unidos había anunciado sanciones limitadas a las dos repúblicas separatistas.
También el presidente francés, Emmanuel Macron, que ha conversado después de conocer que Putin reconocía la independencia de Donetsk y Lugansk con el presidente de EEUU, Joe Biden, y con el canciller alemán, Olaf Scholz, ha pedido que se apliquen sanciones. Francia ha solicitado una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.