GUERRA EN UCRANIA
Ucrania resiste tras otra noche de asedio mientras Rusia prepara un descomunal convoy para atacar Kiev
Kiev ha superado la sexta noche de asedio por parte del Ejército invasor ruso y el primer día tras el levantamiento del toque de queda que imperó durante el fin de semana en la capital. Lo hace alimentada por la esperanza que supone el hecho de que la Unión Europea empieza a desperezarse y, al menos, ya se organiza para enviar armamento militar para ayudar en su defensa. Al mismo tiempo, sigue cada vez más presente la inquietud provocada por la escalada en la amenaza de una Rusia cada vez más a la desesperada en su ofensiva. Lo que el Kremlin preveía como una invasión exprés se está convirtiendo en una enconada batalla. Y, en el horizonte, el terrible convoy ruso que se dirige hacia Kiev, cada vez más cerca.
Camino de la capital de Ucrania se dibuja una descomunal -¡67 kilómetros!- fila de carros blindados y camiones con militares que conforman el grueso del equipo enviado por Putin para tratar de tomar de una vez por todas el control de Kiev. Se trata del convoy que se observa en la imagen que ilustra esta crónica tomada vía satélite.
Ante la amenaza que se cierne sobre la capital, los ciudadanos ucranianos se preparan para una lucha calle a calle en la que, hasta ahora, los rusos están sufriendo, a la espera de que llegue el armamento europeo y norteamericano.
El panorama más preocupante para Ucrania es el que ofrecen las evaluaciones llevadas a cabo por los norteamericanos, que relatan que hasta el momento sólo han entrado en Ucrania en torno a un cuarto de las tropas que Rusia había desplegado en torno a las fronteras del país, lo que les lleva a identificar una potencial «segunda ola» en el ataque, una ofensiva en la que Putin podría ordenar menos contención en los bombardeos.
Una fuente cercana al Ejército estadounidense citada por la CNN asegura que «desde un punto de vista estrictamente militar, Rusia tiene el poder y la capacidad bélica para tomar Kiev, no hay ninguna duda al respecto, y no importa cuanta resistencia opongan los ucranianos». Aquí entra en juego el armamento con el que desde Europa se empieza a surtir al Ejército ucraniano. En este sentido, España se mantiene en el cada vez más exiguo grupo de los países que no han enviado armas letales a Ucrania, sólo cascos, chalecos o mascarillas. La actuación española, mientras Podemos sigue criticando cualquier implicación en favor de Ucrania y en contra de Rusia, se limita a participar en el fondo de 450 millones que la Unión Europea ha aprobado para apoyar militarmente al país agredido.