A los ciudadanos les están metiendo goles de todos los colores, unos en notorio fuera de juego, otros con penaltis inexistentes, con ninguneos y represiones, típico de las dictaduras, sean de derechas o de izquierdas, para así, y al amparo del coronavirus, gobernar a golpe de decreto; decretos muchos de ellos oscuros y confusos como sus autores, todo lo cual conducirá a un aumento alarmante del paro y la pobreza.
Quizá algunos pensarán que otras medidas del gobierno socialcomunista antisistema, con el apoyo de los separatistas catalanes y los aspirantes a amiguetes de terroristas, junto al muy fiable partido vasco con oscuros orígines fascistoides de su fundador, no les afectarán directamente, como las ocurrencias de la señorita Celaá sobre la educación, o la no menos ocurrente idea de boicotear el aprendizaje del castellano o español, como, les guste o no a algunos, así se denomina en numerosos idiomas („spanisch“, „spagnolo“, „spagnol“, „spanish“).
Pero la formación de los niños y los jóvenes es esencial para que un pais prospere y sea competitivo, todo lo cual sí influirá en los bolsillos de padres y abuelos insensatos que crean que la educación y las cosas de Sánchez, Iglesias y demás Celaás no va con ellos. Y quizá también pensarán que el ninguneo a la lengua española (hablada por unos 500 millones de personas) por insensatos socialcomunistas y separatistas con complejos provincianos tampocó tendrá repercusión en su economia particular. Pero se equivocan, y mucho.
Ya que la oposicioncita del centrito-derechita popular lo más que hace ante tanto atropello es llevarse las manos a la cabeza, pero solo un poquito, para bajarlas rápidamente, no sea que el hijo de su señor padre se moleste, y Casado sigue muy ocupado en enmarcar lo mejor posible su conmovedora foto con Lastra, lo único que se puede, y debe, hacer es una movilización masiva de los ciudadanos
Debido a las actuales restricciones por el coronavius, en la actualidad unas manifestaciones de, por ejemplo, 50.000 personas no son evidentemente posibles. Pero, con independencia de que llegará el momento en que se podrá realizar manifestaciones coordinadas de 50 personas en 1.000 ciudades o pueblos al mismo tiempo, llevando mascarillas y manteniendo la separación de dos metros, lo que el siniestro gobierno no puede prohibir ahora son movilizaciones informáticas, con caceroladas incluidas. Algunos seguirán atentando contra la democracia y la libertad de expresión de la gente. Pero todo tiene un límite, como la historia ha demostrado en numerosas ocasiones, por ejemplo, con aquel día de cólera en un dos de mayo o con impensables caidas de regímenes en las urnas. Lo que a veces parece imposible no es más que la antesala de lo posible.
