ÚLTIMA HORA

¿¡QUÉ SABEMOS, QUÉ SABEMOS!?

¿De verdad, qué sabemos o qué conocemos, no ya solo de la Naturaleza, sino de la Historia, y, de la historia/Historia que está ocurriendo en estos momentos, ayer o mañana? 

Es obvio y evidente, que tenemos millones de ítems de informaciones, datos, conceptos, ideas, entrevistas, opiniones sobre millones de realidades. Pero qué de verdad sabemos. Quizás, en esto, como en casi todo, si podríamos dividir o crear o clasificar “estratos de conocimientos y de entendimientos según fragmentos de la sociedad”. Quizás, unos, las altas elites del conocimiento/información de la realidad presente, son los que manejan casi todos los hilos del ser y del estar. Quizás, debajo de ellos, exista “la alta clase del conocimiento y entendimiento de la realidad”, no saben tanto como los primeros, pero si, diríamos mas que los de los de abajo, que son o podrían ser “la clase media del conocimiento/entendimiento”. Y, después, abajo los de “la baja clase o estratos sociales del entendimiento y del conocimiento…”. Que esta clasificación por clase-estrato de conocimiento-entendimiento-saber de la realidad, no tienen porqué coincidir con las clases-estratos del bolsillo económico. 

A todos, se nos llama, de vez en cuando, a la representación popular, sea debido a comicios locales, regionales, nacionales o europeos… tenemos que optar por decisiones y bifrontalidades o dilemas o trilemas posibles. ¿Seleccionamos lo más correcto y adecuado, al momento presente, al más bien posible, al menos mal posible, o, seguimos nuestra trayectoria anterior, de tendencias ideológicas y políticas y económicas y de intereses, más la óptica-vertiente-perspectiva-dimensión emocional y vivencial y según el bolsillo particular? ¿Más lo irracional que lo racional…? 

Nos cuenta García Márquez, cómo su Jefe de Prensa de su Agencia de Noticias, descubrió, el complot del presunto desembarco en contra de Fidel, en un artículo: Recuerdos de periodistas, publicado con fecha del 16/12/1981. Debo indicar, que al leer esta columna, me resulta algo difícil de entender y comprender y me parece extraño. No digo que dicha información sea falsa, ni siquiera sea errónea. Sé y sabemos que la historia lo ha mostrado y demostrado miles de veces, que pueden suceder, hechos azarosos, imprevisibles, impredecibles, incluso, sin importancia, al principio, que después, sean elementos esenciales, para un desarrollo posterior en una cuestión o temática de gran importancia. 

Pero la crónica/comentario/interpretación que nos narra García Márquez, puede ser posible, puede ser verosímil, puede ser verídica, puede ser verdadera. Incluso admitiendo que los humanos cometemos errores grandiosos y aciertos grandiosos, debo indicar, que me resulta difícil, aceptar esta interpretación de los hechos. Que un director general de una Agencia de Noticias, encuentre y descifre los mensajes secretos,   que después llevarían a la bahía de Cochinos, y, que los servicios de inteligencia de la Cuba, del nuevo régimen, no fuesen los primeros o, quién sabe, de dónde surgió y se filtró esa información –quién sabe si desde los mismos norteamericanos…-. Me resulta enormemente difícil de creer. Aunque no niego como posibilidad que fuese así. 

Siempre nos enfrentamos y confrontamos ante el problema de la historia. No puede existir Historiografía, si no hay datos o documentos, y, si fallan ambos, no se puede hacer Historia racional y empírica y causal y con sentido común y con prudencia y, con un mínimo de explicación… (¿Pero cuántos datos se ocultan o se destruyen, por tanto que historia podemos hacer?). 

Y, así, estamos, en medio están todos los factores de propaganda, y, ahora, todos los medios que llaman de información y desinformación. Ahora, se dice, hay libertad de expresión y publicación. Porque los poderes son conscientes, que no hay mejor censura, que una masa ingente de datos. Con una cantidad inmensa de datos, es imposible, que alguien sea capaz de entender y comprender la totalidad de un fenómeno, salvo quienes tienen o tengan que saberlo, o tengan el poder de saberlo, conocerlo, descifrarlo, entenderlo, comprenderlo y manifestarlo a quién tengan que hacerlo. (¿Sabemos total e imparcialmente, con veracidad suficiente lo que sucede…?). 

No critico la realidad social, en ningún aspecto. Pienso, a mi cierta edad, que a semejanza que soporto, al menos a medias, el calor excesivo de agosto, y, el frío intenso, cada vez menos intenso de enero. Pues tengo que aceptar los vaivenes del viento de la comunicación, de la información, del entendimiento y de la comprensión de/en/con los hombres. Ahora, con la enorme masa de datos, que llaman las redes de comunicación. Pues ahora, la censura colectiva, producida por la inmensa cantidad de datos y conocimientos. Ahora se ha completado. 

Ahora, sucede que alguien que tiene una cierta fama en la tele, me permiten, el lenguaje popular “se tira un pedo de color amarillo”, es comentado y visto por cientos de miles o millones de personas. Y, alguien que está en su despacho universitario, intentando descifrar y comprender fenómenos de la Naturaleza o de la Sociedad o de la Cultura, publica un blog, que apenas nadie lee –quizás, algunos colegas…-. 

No echo la culpa y la responsabilidad a nadie. Como tantos hacen. Porque al final, cuándo se acercan los periodos electorales. Este fenómeno se hace más complejo. Al final, es difícil, saber cuales son los hechos y cuales serán las consecuencias para el futuro –que aquí está la raíz de todo, las consecuencias del y para el futuro…-, cuales son los datos, cuáles son las interpretaciones correctas, y, por tanto, cual es la verdad y el entendimiento más verídico y verdadero y verosímil. Al menos, para quién redacta “estas modestas palabras…”. 

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