El tiempo de las palabras se acabó en la crisis de Catar, según Emiratos
El ministro de Estado de Emiratos, sultán Ahmed al Yaber, aseguró hoy que "el tiempo de las palabras" para resolver la crisis con Catar "se ha acabado", e insistió en que la ruptura de relaciones con Doha pretende que cambie su política exterior y deje de apoyar a Irán y el extremismo.
"Para resolver esto, el tiempo de las palabras ha terminado. Ahora necesitamos ver hechos", dijo Al Yaber, para quien "la manera de avanzar es muy clara y bastante simple: El Gobierno catarí necesita aplicar el acuerdo de Riad".
Según el responsable emiratí, este pacto incluye "poner fin a toda interferencia en los asuntos de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y de otros; expulsar a las personas hostiles al CCG; acabar con la provocación y las incitaciones mediáticas, y dejar de apoyar a los Hermanos Musulmanes".
Además, los países del Golfo exigen al pequeño estado peninsular que prohíba a las figuras religiosas que empleen los templos o las instituciones como plataformas para instigar contra las naciones del CCG o contra Egipto.
Por otra parte, para desactivar las sanciones impuestas a Catar por Abu Dabi, Riad y Baréin el pasado lunes, que incluyen la expulsión de sus ciudadanos y el cierre de los espacios aéreo, terrestre y marítimo, los tres países piden que deje de "promocionar, respaldar y financiar a los grupos islamistas extremistas".
"Es necesario que no apoye a Hamás y a Al Qaeda y que deje de ofrecer a los líderes de los Hermanos Musulmanes como (el influyente) Yusef al Qardawi, una plataforma mediática, desde la que instigar a la violencia", agregó el ministro.
Según Al Yaber, Catar, además de haber financiado y dado cobijo a "organizaciones terroristas" como Hamás, los Hermanos Musulmanes y Al Qaeda, ha apoyado abiertamente sus actividades en Libia, Siria, Yemen y en la península egipcia del Sinaí.
Al Yaber también subrayó la importancia de que Doha deje de "pagar grandes rescates a las bandas islamistas en Irak y Siria", en referencia a los supuestos 1.000 millones de dólares entregados a la Guardia Revolucionaria iraní, milicias chiíes y la exfilial siria de Al Qaeda por la liberación de 26 cataríes secuestrados en Irak en 2015, según informó el diario "Financial Times".
Otro de los requisitos en los que se incidió el responsable emiratí fue la financiación de medios de información "que siembran la visión en la región"
En este sentido, le echó en cara a Catar haber empleado "históricamente" sus medios "para incitar al extremismo y al odio e interferir en los asuntos internos de sus vecinos del CCG (Emiratos, Arabia Saudí, Baréin, Kuwait y Omán)".
Doha es la sede del canal de televisión Al Yazira, que tantos quebraderos de cabeza ha causado a los países árabes.
Al Yaber resaltó que para que el agua vuelva a su cauce, Doha debe "dejar de apoyar a la nación (Irán) que representa la amenaza más peligrosa para la región".
"El Gobierno catarí se ha convertido no solo en partidario, sino también en defensor de Irán, un régimen que exporta y financia el terrorismo en toda la región y desestabiliza países, como Libia, Líbano, Yemen e Irak", agregó.
Al Yaber hizo hincapié en que "apoyando a Irán, el Gobierno de Catar es muy consciente de que está respaldando a un régimen que supone una amenaza real para la región".
El ministro de Estado insistió en que el paso dado junto a Arabia Saudí, Baréin y Egipto contra el pequeño emirato se tomó después de agotarse todas la vías diplomáticas, porque "en los últimos 20 años, el Gobierno catarí ha amenazado la seguridad de Emiratos, de los países del Consejo de Cooperación del Golfo y aún más allá".
"Durante años ha habido un gran número de intentos (...) para convencer a Catar de que cambiara de marcha y se alineara con la política general del CCG contra el extremismo. De hecho hemos hecho todos los esfuerzos diplomáticos para encontrar una solución", se justificó.
Sobre este asunto, apuntó que "a pesar de que el Gobierno catarí ha hecho repetidas promesas, nunca las ha cumplido y ha continuado fallándonos".
Se refería a una crisis similar ocurrida en marzo de 2014, que se solucionó a finales de ese mismo año con las promesas de Doha de volver al redil.
"Realmente creímos que sería el comienzo de un cambio real de la política del Gobierno catarí, pero desafortunadamente nos equivocábamos y a pesar de sus afirmación al CCG de que su política cambiaría, incluso se puso peor", sostuvo el ministro de Estado.