REFLEXIÓN DEL VIERNES DE ÓSCAR IZQUIERDO
No arranca la Administración Pública
Cuando un problema se enquista es porque no se ha conseguido buscar la solución que le corresponde, no se ha querido, vaya usted a saber el motivo o no hay voluntad alguna en salir de ese bucle que infecciona todo. Puede parecer que nos repetimos cuando ponemos en solfa a la ineficiente Administración Pública, pues es verdad, lo decimos una y otra vez, además, anunciamos que seguiremos, porque los responsables públicos, que tienen que tomar decisiones valientes, sordos para los temas complejos y muy ágiles para lo sencillito atreven a poner orden en el caos burocrático que sufrimos empresarios y ciudadanos. También es verdad que la cobardía es sinónimo de la mediocridad. Conseguir que la Función Pública funcione con normalidad, siendo eficiente, cumpliendo plazos de resolución de expedientes, atendiendo al ciudadano con el respecto que se merece, quitando obstáculos que paralizan la actividad económica o simplemente haciendo lo que es su cometido, es decir, ser un verdadero servicio público, no es que sea una utopía, sino que sería un milagro nunca visto hasta ahora. No arranca porque está averiada y no hay lo que hay que tener para hacerla caminar. Así nos va de mal y cada vez peor, estamos en barrena acelerada