Unos escritores o pensadores o artistas o músicos o… se interpretan a sí mismos, interpretando a otros. Ese es el carrusel y maremoto de la cultura. Mirar fuera y mirar dentro…
La mayoría no citan a otros y otras. Pero la realidad, es que algo, cada sujeto algo pone de sí mismo, algo de sus experiencias y deseos y pasiones. Pero cuando se tiene una cierta edad. Nadie, ni el individuo solo, sabe y conoce, cuánto ha sido tomado del ambiente, de la familia, de la enseñanza, de tal o cual persona, porque han podido pasar por sus ojos y su hablar, cientos y miles. Vivas y muertas, vivas que respiran el mismo aire con ellos mismos, muertas pero que leen sus obras o sus textos o sus experiencias o sus obras de arte. O, incluso que han tenido influencias en él o ella, sin saberlo o sin conocerlo. Cuántos favores y cosas buenas nos habrán hecho otras personas que desconocemos, cuántas cosas malas, que tampoco conocemos…
Decía, si no recuerdo mal, lo leí y reflexioné hace décadas, decía, Unamuno, que muchas personas copian ideas de otros, pero no los reconocían, no los citaban. Pienso, que siempre me he esforzado en no caer en ese error o defecto. Quizás, quizás no sea plagio. Porque tantas influencias tenemos, desde Sumeria y desde el Neolítico, somos bolas que vamos dando vueltas y revueltas, se nos van pegando cosas e ideas y argumentos y razones de unos o de otros, vamos dejando trozos de nosotros en las circunstancias y situaciones y vidas…
Si cito artículos con título y autores, es una forma de homenaje a otros, es intentar no caer en ese defecto y deficiencia de las letras de mi sociedad-país-cultura, es, abrir una posibilidad a otra persona, si quiere ampliar o contestar o contradecir estas líneas… Puedo hacer como tantos, tomar ideas y no citar la última influencia o influjo o circunstancia o, simplemente excusa para plantear unas palabras y unas ideas…
Opino, que no sucede solo a nivel individual, ni solo de grupos y colectivos, ni solo de sociedades, sino también de Culturas. La cultura europea actual, no ha sido capaz de conocer y reconocer todo lo que debe a otras, cientos de generaciones de otros seres humanos, con otras formas de pensar, no solo somos hijos de Grecia y Roma y del Antiguo/Nuevo Testamento, somos hijos también de los pueblos eslavos, somos de Cartago, somos del Antiguo Egipto, somos de Sumeria, somos de los varios imperios-culturas de Oriente Medio, somos biznietos de todos los Neolíticos del Mediterráneo y del Oriente Próximo, y, algo del Lejano y de la Lejana Asia… ¡Y, también, en parte de todas las Culturas actuales, que respiran con nosotros en estos momentos…!
Apenas conocemos, que lo que inventaron y descubrieron y diseñaron en Eurasia, durante milenios, durante diez o doce mil años, que se denomina Neolítico, conformaron las estructuras esenciales de la que estamos hechos ahora. Después cada siglo, época, tiempo, cultura, civilización, lengua, religión ha ido añadiendo algo a lo anterior, quitando algo a lo anterior. Y, hemos llegado al hoy. Cada época y tiempo con sus vaivenes y cada época con sus alegrías y cada época con sus temores y cada época con sus incertidumbres -¿qué pasará ahora de la Península Ibérica a y en todas las dimensiones?-.
El Nobel Vargas Llosa, creo que nos recuerda algo de eso, algo de que los escritores, al menos, así interpreto o me sugiere a mí, el artículo titulado: La náusea, publicado en El País, el 06 de agosto del 2023. Opino y estimo y creo y pienso y valoro que unos escritores son hijos de otros, o biznietos o tataranietos o primos. Y, es una bola que va dando vueltas por los caminos de la tierra y del mundo. Una idea va evolucionando y progresando y quedándose olvidada, algo así como la evolución de las especies de Darwin y Wallace. Creo que las ideas y conceptos y argumentos y razones van evolucionando y progresando y cambiando y modificándose y olvidándose…
Qué es lo que les hace cambiar o detenerse u olvidarse. No lo sé, puedo indicar que mil razones, las circunstancias, los tiempos, las necesidades, los humanos, las invenciones y los olvidos… Las ideas van como las ruedas que inventaron los sumerios, van dando vueltas y van perfeccionándose. Una generación da el testigo a la siguiente. Aunque usted no haya pintado un cuadro, ni compuesto una canción, ni escrito un libro. Usted, si usted, deja cosas a la generación futura… Usted…
Aquellos esclavos o aquellos legionarios romanos o aquellos hombres libres de tiempos de Roma que realizaron el Acueducto de Segovia o aquellos del Puente de Alcántara, quizás, nunca imaginaron, que siglos después, su obra, quizás hecha a la fuerza, obligados para sobrevivir, sin libertad, sin ganas ha estado influyendo de mil formas a otras generaciones de seres humanos, a millones de seres humanos, si millones y decenas de millones de seres humanos. Puede que no seamos capaces de ser conscientes, de todo lo que le debemos a otros, otras personas que han venido antes de nosotros o que están al lado de nosotros –en lo bueno y en lo menos bueno-.
Personas que hicieron cosas buenas, personas que evitaron hacer cosas no buenas. Eso tiene influencia. También lamentablemente, las que hicieron cosas malas o negativas… Estos días, leía y escuchaba, el tema eterno, si una Autoridad Máxima Dictatorial del siglo pasado, murió o se murió en un bunker o no. También, sus influencias negativas, las estamos sufriendo todavía…
Por eso digo, que un texto escrito mío, el noventa y nueve por ciento, es tomado del ambiente de ahora e histórico, y, yo, si pongo algo, es solo el uno por ciento. Por tanto, si es bueno, el mérito no es mío, si es malo, solo en el uno por ciento… ¡A Umbral, por cierto, no le perdonan que fuera evolucionando sociopolíticamente, ya es hora que lo saquen del purgatorio literario…!